martes, febrero 15, 2022

Freno delantero GRIB para Montesa Impala 2 (de momento sólo desempaquetado)

Los habituales de por aquí igual recordáis que la primera Impalada de mi Impala 2 incluyó un pequeño lío con el cojinete de la rueda delantera que me obligó a reparar en ruta en Alcañiz. Pero lo que no llegué a contar es que ahí empezó un calvario con el tren delantero que me trajo loco buscando soluciones. El síntoma era claro: vibraciones al apurar frenada con el delantero. Que mejoraron con un cambio de ambos cojinetes y una modificación en la dirección, donde sustituí el rodamiento de bolas estándar en las Impala por unos de rodillos, mucho más firmes.

Pero pese a todo, aquello nunca terminó de ir bien. Y preguntando por todos lados, confirmé lo que temía: que la pista de frenada del tambor estaba ovalada. Y que, lo que era mucho peor, no es conveniente rectificar el tambor porque el espesor de la pista de frenado es tan escaso, que puedes llegar a tener problemas mucho peores de los que solucionas ... como deformaciones de la pista al mínimo calentamiento, o incluso llegarse a desprender la misma.

Así que asumí que en cuanto me tropezara con Eugeni o con Fernando en un recorrido de montaña mi monto iba a vibrar y a otra cosa. Al menos, hasta que localicé a un buen samaritano que me regaló una llanta con la pista en mucho mejor estado que la mía, y hasta hoy dejé de sentir el baile de San Vito cada vez que apretaba la maneta con ganas. Por el camino aprendí muchas cosas, como que en un freno tan pequeño la marca y calidad de las zapatas es determinante, o que por más que limpiaras, engrasaras y ajustaras, nunca conseguías una frenada equivalente a la de una vieja Impala con sus tambores de 180 mm de diámetro, por más rayas que tuvieran. No te quiero contar ya si comparabas los 150 mm de mi freno con un doble leva de Impala Sport ajustado a la décima de milímetro por el bueno de Antoni Aussió, como lleva mi amigo Nacho. Con su moto hice un invertido en una Impalada para no atropellar a un peatón en un pueblo, cosa que ignoraba que fuera posible con tambores.

Pero lo cierto es que llevo tiempo buscando una solución más seria para la Impala 2, y que tengo esperando turno un par de tambores de Impala Sport torneados y con zapatas ajustadas, así como unas llantas de radios de 18, que no sé si terminarán en la 2 o en la 24 Horas que sigue esperando turno con santa paciencia.

Estando en ése proceso, aparecieron en mi WhatsApp unas fotos de un freno que estaban desarrollando en Barcelona, con muy buena pinta. Y tirando del hilo un poco, llegué a averiguar que el artífice del proyecto era Javier Conde, con sus chicos de Grib, que hacen cosas muy interesantes para moto de Trial. Así que, aprovechando el buen contacto que hicimos años atrás cuando le pusimos un electrónico a su Guzzi de Trial, le pregunté. Y me enteré de cosas que me resultaron muy consistentes con los problemas que yo había vivido.

Porque en un primer momento, cuando inquirí por el plato portazapatas, Javier me dijo que estaría encantado de reservarme uno, pero que no me lo iba a servir hasta que tuviera terminado el separador de cojinetes del eje delantero que iría en kit con el plato en sí. Y al ver mi sorpresa, me explicó que el material y las tolerancias del bendito separador eran el motivo de que las ruedas delanteras no terminaran de ir bien ... lo que -a mi juicio- puede ser una pista buena para entender por qué es tan frecuente encontrarse con tambores de Impala 2 deformados.

Aquello fue hace unos días, y el domingo pasado recibí un toque pidiéndome la dirección para hacerme el envío, que salió ayer de Barcelona y tengo en casa desde hoy martes hace un rato. Se me va a hacer larga la espera hasta poder montarlo, la verdad. Porque fijaos qué cosa más bien hecha:



Podrá parecer una chorrada, pero la caja y el etiquetado son impecables. Y cuando la abres, te encuentras con unas instrucciones claras y detalladas sobre la instalación del invento. Ya me contaréis cuándo habéis visto algo así en el mundo de las clásicas.


El siguiente paso, es ver que el kit incluye tanto los dos cojinetes sellados como el separador que usaremos para que el eje delantero quede perfectamente alineado y no nos vuelva a dar dolores de cabeza.


Pero cuando ya se te cae la baba por completo es cuando sacas de su bolsa protectora el plato y te tienes que poner las gafas de sol para no deslumbrarte. Y si te fijas en el detalle, ves que no sólo la leva externa es más larga, sino que el anclaje del cable de freno se puede ajustar en tres posiciones para adaptarse al estilo de conducción de cada piloto.


Y el espectáculo continúa al volverlo del revés y comprobar la calidad de su realización. Es trabajo fino por control numérico tallando un bloque completo de aluminio de una calidad excelente. Y las zapatas han sido torneadas para asegurarse un ajuste lo mas perfecto posible al tambor estándar. Para quienes hayan torneado el suyo, Grib les pondrá en contacto con talleres que puedan ajustar unas zapatas sobremedida a su tambor.


Y falta aún lo que más me ha sacado una sonrisa de todo el kit: el acabado "inspirado en la Impala Sport" de la rejilla de ventilación, que hace juego con el precioso agujero de ventilación que habéis visto más arriba, y que copia la curva de salida de los platos Montesa de doble leva.


 Y aquí estamos, locos por irnos a la Estepa a ponerlo en la moto para poderlo probar. Pero la cosa tendrá que esperar unos días. Espero poder dar más noticias pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.