domingo, abril 25, 2010

Cota 49: Motor cerrado

Como ya conté hace unas pocas de entradas, a la Cota 49 de Cecilia hubo que rectificarle el cilindro por culpa de un clip del pistón que salió de su sitio y rayó por completo la camisa, además de quedarse incrustado en un lateral del pistón. Como no había una prisa excesiva, opté por dárselo a mi amigo Jesús para que lo llevara a Ciudad Real, donde queda un rectificador "de los de toda la vida", que suele tener material interesante. Y acertamos: resultó que tenía en su almacén un pistón Tarabusi en primera sobremedida que era el ideal para nuestros propósitos. Y además de esto, rectificó el cilindro para que lo pudiéramos usar sin problema.

En la foto, el pistón recién montado en la biela. Al no tener un objeto contra el que comparar, es complicado hacerse una idea de su tamaño. Pero cuando lo tienes en la mano, entiendes por qué se llamaban "tazas de café" a las motos que participaban en los Grandes Premios de velocidad dentro de la categoría 50 cc. El pistón es muy pequeñito comparado con los de 250 y 350 con que estoy acostumbrado a lidiar. Y lo mismo pasa con el bulón, los clips, la jaula ... acaba uno con la sensación de estar haciendo una maqueta más que arreglando una moto.



Y ya que estábamos, aproveché para pintar un poco (aunque bastante chapuceramente) el cilindro, y arenar la culata con microesferas de vidrio para que al aluminio recuperase un poco su aspecto original. Y os ahorro fotos del "antes", porque la papilla de Sopral al 4% + tierra extremeña que tenía por todos lados no es de las cosas con las que a nadie apetezca lidiar. Espero que no os parezca demasiado lamentable el resultado final. Sí, ya sé que lo ideal hubiera sido cambiar las microesferas por corindón y arenar el cilindro por completo antes de pintarlo. Pero hay días en que uno no está para florituras, y hoy era uno de esos.


Sé que no es gran cosa para una mañana de domingo. Pero también pulí un guardabarros delantero después de limpiar ni se sabe cuanto aceite de horquilla mezclado con polvo que tenía por toda su superficie. Y sobre todo, organicé un poco el taller, que llevaba demasiadas horas de trabajo sin hacerle nada.

Por lo demás, no mucho que contar. Ayer por la tarde había colocado una segunda lámpara, pero esta vez colgada del techo. La primera la puse de prisa y corriendo, y sin tener escalera, con lo cual la dejé en la pared, y no era suficiente para una habitación tan amplia como este garaje. En este caso conseguí una escalera con la que llegaba a los casi cuatro metros de altura que tiene el techo, y la puse en el lugar correcto para que nos saque de apuros cuando anochezca.


Si la cosa se da medio bien, puede que para el fin de semana próximo tenga el chasis de la 49 pintado y sus ruedas listas para montar. Espero no olvidarme de comprar los retenes de la horquilla para poder montarla con el hidráulico activo.

Seguiremos informando.

sábado, abril 17, 2010

God save the Queen

Día especial en la Estepa. No sé si llega a la categoría de fenómeno planetario en sentido estricto, pero han coincidido dos bicilíndricas inglesas bajo un mismo techo, y no se nos ha caído en la cabeza. Al menos, de momento.

Es decir: hoy han coincidido mi Norton Commando y la Triumph Bonneville de José María, que venía para ver si podíamos arrancarla.

En principio no esperábamos muchos problemas, dado que la moto lleva un encendido electrónico (es el modelo T 140 E que salía en "Oficial y caballero") y se había parado funcionando. Aprovecho para dejar constancia de que es una expresión que me parece estúpida, porque siempre sucede así: no hay modo de parar una moto si antes no funcionaba. Pero retomo el hilo, que me pierdo. El caso es que José María había sacado la batería y la puso a cargar antes, con lo que el único trabajo en principio era el de desmontar ambos carburadores para limpiarlos a conciencia.

Sin embargo, al llegar al taller y abrir el depósito vimos que el olor que salía era verdaderamente lamentable. Gasolina podrida. Con lo que sacamos la que quedaba en el depósito antes de hacer nada. Tampoco fue mucho problema porque alguien había dejado abierto uno de los dos grifos, con lo que el contenido del tanque se había ido yendo por los carburadores poco a poco. No había más que mirar la pringue que tenía el motor para darse cuenta de que era así.

El desmontaje de los carburadores no dio especiales problemas: se sacan las dos tapas laterales que van cerradas por un muelle, se retiran dos tuercas que fijan las dos tapas de los dos filtros de aire, y a partir de ahí basta con abrir las bridas de las toberas de admisión para quedarse con los dos carburadores en la mano. En la foto de abajo puede verse la campana del carburador derecho colgando de su cable:


Como son Amal Mk2 similares a los de las Cotas 349 y 330, resultan viejos conocidos, y no nos plantean mayor problema para desmontarlos. Como José María va cada vez más suelto, él se ha encargado de desmontar el carburador derecho mientras yo quitaba de la moto el izquierdo. Aquí se puede ver la cara de concentración con que mi apañero recuerda su infancia y las tardes de invierno jugando con el Lego:


Fuera de bromas, José María ha pasado a ser una ayuda importante en el poco tiempo que lleva de prácticas con sus motos. Con el poco tiempo que teníamos hoy, no sé si hubiera podido de no haber estado él.

Mientras desmontamos, limpiamos y montamos los dos Amal, dejamos la batería en carga porque al llegar de Madrid la moto no tenía energía para que la bocina sonara mínimamente. Mal asunto porque el electrónico de estas motos necesita un buen voltaje para poder arrancar. Y tal como nos temíamos, sucedió: carburadores montados, llave de contacto, patada y moto que pasa de notros. Bujías fuera, chorrito de gasolina en cada cilindro, otras patadas y nada de nada. Así que, tras una llamada al bueno de mi amigo Agustín Fernández (el tipo que más sabe de inglesas en España) en la que me confirma que con una batería agotada no voy a poder con ella, se nos ocurrió conectar los cables de la moto a un arrancador de emergencia que José María había comprado días atrás. Patada y arrancó perfectamente, tal como puede verse:



Así que para cinco horas justas que teníamos, no les hemos sacado poco partido. Incluso al final ha dado tiempo de pulir un poco la tapa izquierda y limpiar parte del polvo que había ido cogiendo en el garaje. ¿A que luce mucho mejor en la foto de abajo?


Pues en cuanto tengamos su batería habrá que darse un paseo con las dos inglesas por la Mancha. Puede ser un día verdaderamente especial.

domingo, abril 11, 2010

Guarreridas, pero no sesuales

Día extraño hoy. Destino a la Estepa pero con la obligación de dedicar un buen rato a la ITV del Alfa Romeo y sus consecuencias. Daría para todo un relato contar lo absurdo que ha sido que el coche la pasara en un estado casi peligroso para el conductor, pero esa es otra historia. Así que retomo el hilo.

Cuando a las 12 me pude poner con las motos, pasé por el taller de mi amigo Jesús para ver si desmontábamos los radios de las ruedas. La verdad es que la idea inicial era pasar una radial y ponerlos todos nuevos, porque pensábamos que estarían en mal estado, a la vista de como habíamos encontrado las llantas. Pero, para nuestra sorpresa, al intentar quitar uno para guardarlo de muestra para comprar el resto, salió con facilidad. Y tacita a tacita, como decía la del anuncio, resultó que nos los quedamos en las manos con bastante facilidad. Eso sí: con mugre y óxido para aburrir como puede verse en la foto de abajo:

Y como la idea es no dejarse una fortuna y aprovechar lo más posible lo que hay, opté por la mejor solución que conozco para retirar óxido con rapidez, que es meter las piezas en salfumán. El olor no es agradable y toca manejarlo todo con cuidado, pero el resultado es rápido y casi sin esfuerzo. Por más veces que lo haya hecho, no deja de impresionarme el hervor del recipiente cuando dejas las piezas oxidadas dentro:

El único inconveniente del baño ácido es que deja las piezas sin protección superficial alguna, con lo cual se oxidan con mucha rapidez. Y como no estaba dispuesto a meterme en una cola de espera de un zincado, he hecho una chapuza grande, que es darles un roción con un spray de galvanizado en frío. Que no deja de ser una pintura con un contenido muy alto en zinc, con lo que no creo que durase mucho en una moto de uso intensivo por campo, pero que espero que sea suficiente para la moto de mi hija.

De ahí pasamos a limpiar con santa paciencia los bujes de las ruedas, operación que requirió de un petroleado previo, dado que el delantero estaba manchado de aceite de horquilla y el trasero por la cadena. Una vez que los tuve limpios, tocó otro trabajo sucio a más no poder: pulir y abrillantar. De nuevo huyendo del hiperrealismo, y buscando dejar la moto simplemente "decente". El resultado está en la foto de abajo, que comparada con la de arriba es un mundo, pero que también muestra el feo efecto de la tuerca oxidada.

La dichosa tuerca no tiene un paso normalizado, o al menos, las que tenía yo no valían. Da sensación de que el diámetro es estándar (creo que debe ser como 10 mm más o menos) pero que el paso de la rosca es más fino que las tuercas estándar.

Va siendo hora de darse una vuelta por alguna buena tienda de tornillería para hacer acopio. A ver si la semana que viene puedo escaparme un poco.

En fin ... que con relación a la Cota 49 la cosa terminó con ambos bujes pulidos y devueltos a Jesús para que su hermano reconstruya las ruedas ... y que aunque me dé vergüenza admitirlo, dejé sin montar el cilindro ya rectificado, porque cuando me puse a petrolearlo, la cantidad de mugre era tal que se me quitaron las ganas de volver a ponerme con la brocha.

Es la parte sucia de todas las restauraciones. Importantísima para el resultado final, pero poco agradable donde las haya. Creo que es hora de empezar a buscar una lavadora de piezas, que me permitiría consumir menos tiempo en todas estas operaciones. Tengo que preguntar a un par de colegas si verdaderamente le sacan tanto partido como yo espero.

Dejada al margen la Cota 49, le di una vueltecilla a la King Scorpion de Carlos. Que ya tiene cadena, pedal de cambio (curioso que no me había dado cuenta de que trae uno de Cota 247), y los cuatro captafaros Lucas montados. Que eso también fue un episodio, porque como buenos hijos de la Gran Bretaña vienen con paso Whitworth y tocó sacar a pasear las herramientas de la Norton.

La verdad: no me canso de mirar la moto. Es una auténtica preciosidad, se mire desde el ángulo que se mire:

Y poco más, queridos. Porque había que volverse a Madrid para ver como el Barcelona se gana una liga por derecho propio.





martes, abril 06, 2010

A petición de Nacho ...

Los blogs tienen vida propia. Eso lo sé hace tiempo. Gracias a éste he hecho amigos, he aprendido muchas cosas y he sacado aún más partido a mi afición desde hace tiempo.

Y como cuento en clase a mis alumnos, en toda comunidad online se llegan a producir superposiciones entre la vida real y la vida virtual. Alguna de ellas, bastante curiosa. Pero en mi caso, tal vez la que más es la de Nacho ... que trabaja en mi misma empresa, es marido de una amiga ... y no conocía personalmente hasta que no sé cómo demonio se enteró de que yo era el chalado que escribía sobre Montesas y subió un día a mi despacho a verme.

Desde entonces hasta ahora nos vemos de vez en cuando y echamos un buen rato hablando de nuestros respectivos cacharros (él está ahora acabando una Brío preciosa que le trae loco con el encendido). Lo que hasta ahora no había pasado es que me echara una bronca por no actualizar el blog. Pero hoy se me ha colado en el despacho y me ha hecho ver que llevaba tres días esperando a saber qué había pasado con la Cota 49 sin que yo tuviera la consideración de contarlo aquí.

Así que no me queda más remedio que contarlo con la única (y penosa) foto de que dispongo. Lo que se ve desde fuera es ésto:

Es decir: que he pulido el aluminio del cárter y le he pintado de nuevo sus letras en rojo para que quede bien. Los pedales no los mandaré a cromar porque no quiero eternizarme y no están mal del todo.

Lo que no se ve es que reemplacé el muelle del selector que estaba partido por uno nuevo. De esto no tengo fotos porque me dio bastante lata: resulta que el que me mandaron refabricado llevaba las dos patillas de igual longitud y hubo que cortarlo "a ojo de buen cubero" para que el extremo inferior no chocara con el cárter y permitiera reducir las marchas. Esto se dice en un puñado de palabras, pero implica montar y desmontar el selector varias veces en un espacio muy reducido como el que tienen estos motores. Es decir: un rollo, y además poco cómodo porque es "mi primera vez" con un Cota 49.

Además de eso, limpié a fondo el carburador, que tenía de todo por dentro y por fuera. Y me volví loco para entender cómo funcionaba el mando del aire, porque desde aquel Vespino de mi hermana no tocaba un Dell'Orto de este tipo. También dejé decente el filtro de aire cuya espuma interior se desintegró en mis manos.

En cuanto a la logística, muchas de las piezas que necesitaba van llegando. El bueno de Keus (manetero de pro) me regaló la leva del freno, y Joan Vidal me hizo un envío con varias cosas más.

Por otro lado, los artistas invitados no parece que lleven mal ritmo: las ruedas ya están desmontadas y puede que este fin de semana pueda pulir los bujes para que las monten sobre llantas nuevas, porque las suyas estaban demasiado podridas. Y con un poco de suerte, el rectificador me devolverá el cilindro con su pistón de sobremedida para poder pintar el cilindro, arenar la culata y dejar el motor cerrado por completo.

Así que estoy a falta de decidirme con la bendita pintura del chasis, que siempre termina por darme la lata. De momento creo que optaré por usar un convertidor de óxido Titán para las zonas donde éste ha aparecido, y pintaré directamente con una pintura de tipo "directo sobre óxido". Sé que no es la opción más ortodoxa, pero mi hija Cecilia no tiene pinta de que quiera ser Laia Sanz.

Eso sí, Nacho, la próxima vez procuraré hacer las fotos con una cámara más digna, y colgar el reportaje antes de que te enfades.