domingo, febrero 28, 2010

Trabajo sucio, culatas de Impala y una King que revive

Si hay algo que odio en este mundillo del arreglo de motos viejas, es ordenar y limpiar el taller. Desde que tomé a Diógenes como proveedor preferido mis tesoros crecen de forma descontrolada, y todos los ratos que empleo en intentar que no me coman terminan por ser bastante estériles.

Pero este fin de semana iba solo a la estepa, no tenía piezas para terminar la Impala (aún me falta el reenvío del cuentakilómetros y alguna otra chorrada), mi hijo anda con dos dedos entablillados -con lo que tampoco íbamos a salir a hacer trial- ... y además había comprado por 49,99 euros un aspirador industrial para poder sacar el polvazo que producen las paredes encaladas de mi cueva. Es decir, que todo apuntaba a que era el momento era ideal para darle un repasillo al taller.

El aspirador ha resultado todo un invento, porque es capaz de tragarse sin pestañear incluso las piedrecillas que dejan las ruedas de las motos de campo. Así que cuando vuelva con el resto de los sospechosos habituales espero que sepan apreciar mi ataque de limpieza y elogien el impoluto estado del chiringuito. Pero me da que me pasará como a las mujeres cuando hacen "limpieza a fondo": que sólo mi espalda lo va a notar.

Entre medias del ataque marujil, volví a darme un paseo con la Impala. Esta vez acompañado de mi mujer. Afortunadamente le ha gustado, porque ya sabemos todos lo que ocurre cuando una mujer lanza una fatwa contra una moto: mejor la escondes o la cambias. Afortunadamente, la montesita le ha parecido agradable, con lo que tiene permiso para venirse a Madrid a vivir con nosotros. Dios mediante, la semana próxima si me dan el bendito reenvío de cuentakilómetros.

Por otro lado, llevé la culata del segundo motor de Impala a tornear en Calvet. La idea (receta de Esteve) es rebajar 1,5 mm para conseguir una compresión intermedia entre la de Impala normal y la Sport. Mi torno es pequeño para manejar una culata de este tamaño, con lo que no había opción a hacerlo en casa. Así que llevé la pieza en mano y me tomé la molestia de pintar en ella las tres zonas donde deben darle con el torno. Se puede ver en la foto:

Por otro lado, dediqué un rato a darle otro empujón a la King Scorpion de Carlos. En esta ocasión pulí y monté el guardabarros trasero, monté todos los reenvíos del freno delantero, e instalé cables de mando en el carburador y el freno. En el freno he decidido meter una funda de 8 mm de diámetro buscando un tacto lo más directo posible. A ver qué tal resultado da cuando la probemos.

La verdad es que el freno es una auténtica preciosidad, además de ser efectivo como buen doble leva que es. En este caso no he montado el muelle externo porque vuelve perfectamente y tiene un tacto más agradable sin él.

Abajo puede verse un plano general de la moto, donde va quedando poco trabajo. Bastante de lo que queda es pintura: hay que desmontar y pintar ambas ópticas y el cuentakilómetros, hacer lo mismo con el guardacadena y la tapa de la batería, y tomar una decisión con el depósito. Listo este capítulo soló faltará montar el equipo eléctrico, que siempre es un pequeño lío. Espero que, sumándolo todo, no nos lleve más de dos o tres fines de semana.


... continuará ...

lunes, febrero 22, 2010

¡¡Tengo un Troll!!

Queridos lectores,

Sabéis que no sólo hablo de motos en estas páginas sino que a veces entro en temas personales y cuestiones no necesariamente relacionadas con nuestra afición. Es decir, que os tengo curados de espanto hace ya tiempo, con lo que casi que podría empezar a hablar de este tema sin necesidad de prólogos como este.

Pero hoy es un día especial. Hasta ahora, sé de vosotros porque algunos habéis tenido la cortesía de dejarme un comentario a una entrada, o un correo sobre alguna de las cosas que he escrito por aquí. Pero siempre que he tenido contacto con alguno de quienes recaláis por estas páginas ha sido de una exquisita amabilidad por vuestra parte. Unas veces de forma anónima, otras con vuestros datos reales, siempre que ha habido interacción por vuestra parte ha sido todo un placer leerla. Poco mejor puede ser el retorno que uno puede obtener uno de estos proyectos que el de encontrar a otros enamorados de la materia a la cual se dedica.

Que me pierdo. Decía que hoy es un día especial porque ha vuelto mi troll.

Para quienes no sepáis que es eso de un Troll, que es palabro del argot "web 2.0", podéis leer la Wikipedia (fuente muy puesta en todo lo que tiene que ver con ese mundillo) y llegaréis a esta definición. Simplificando: un troll es alguien que debe tener una vida manifiestamente mejorable visto a lo que dedica el tiempo.

El mío, de momento, anda sólo en una entrada de este blog, pero no es descartable que algún día llegue a entender que el blog tiene una página principal y que se actualiza. Con lo que igual lo vemos por algún otro sitio en el futuro.

Sólo quería pediros una cosa rápida: pasando de responderle. No vamos a condicionar el modo de vida de los que lleváis tiempo por aquí por una causa tan tonta. Ni voy a bloquear la publicación de comentarios con una autorización previa.

En el fondo, eso de tener tu propio troll sólo significa que alguien te escucha. Lo natural si escribes en abierto para todo quien desee leer. Y, por otro lado, no tiene mayor problema si tu no lo escuchas a él. :-)

domingo, febrero 14, 2010

Otro domingo entre pingüinos

Otro fin de semana gélido en el centro de España. No ha nevado, aunque mientras escribo estas líneas comentan en la radio que hay alerta para mañana, tal como nos venían avisando los paneles de la autovía cuando volvíamos de la Mancha.

Mucho trabajo por hacer hoy, con lo que salimos temprano de Madrid rumbo al taller. Tras nosotros, la 247 de John en el remolque, que volvía a casa después de muchísimo tiempo en la de José María. Nos vendrá bien tenerla a mano como referencia, puesto que la moto sigue yendo perfectamente de motor, y será una buena vara de medir para la moto de José María cuando empecemos con la fase de afinado.

De momento, hoy hemos terminado de montar los muelles del embrague, hemos cerrado por completo la primaria, clavado el reglaje del encendido en sus 0,4 de apertura y 2,5 de avance, montado el motor en el chasis, conseguimos meter las 44 bolas de dirección en su sitio a la primera, poniendo ambas tijas, y sobre ello, hemos montado las barras. Por si fuera poca cosa, pusimos ambos guardabarros, y comprobamos que el codo de escape que encontramos en Ebay es el que corresponde a la moto.

En paralelo al trabajo de montaje, José María se ha dado un buen lote de pulir aluminio primero, de decapar piezas después, y de ayudarme en unas pocas de cosas. Tanto ha mejorado, que incluso detectó a la primera el fallo que impedía a mi Impala encender el freno trasero: dejé mal guiado un cable y la rueda trasera lo había pelado.

En fin ... que abajo os dejo una foto poco conseguida del estado actual de la 247 de mi compañero, que empieza a parecer otra. Ha sido una auténtica lástima no tener los ejes de las ruedas y algunas otras piezas que nos hubieran permitido dejarla mucho más acabada. Pero si las cosas salen como espero, el próximo fin de semana puede acabar en el campo para una primera prueba, porque las ruedas están hechas y preparadas para montar, y sería simplemente cuestión de ponerlas y dejar operativos los cables y el manillar. Ya veremos.


Como os contaba un poco más arriba, también dediqué un rato a la Impala. Puse el limitador de 6 voltios para que no me funda bombillas, arreglamos el problema de la luz de freno ... y descubrí que no puedo arreglar en cuentakilómetros porque el reenvío de la rueda trasera está muerto. Así que intentaré tener las piezas que necesito para que el fin de semana próximo pueda quedar lista del todo. Al fin y al cabo, cuando uno lleva 46 años esperando una Impala, poco importan dos semanas más o menos.

Y no me resisto a añadir una foto de la King de Carlos. Sólo le he puesto los soportes de faro, pero ... ¡¡qué bonitos son, madre mía!!


Espero poderos contar el próximo fin de semana que la Impala está completamente acabada y estamos cerca de "la hora de la verdad" con alguna de las otras dos. Os aseguro que voy teniendo ganas.

domingo, febrero 07, 2010

Probando la Impala, que ya era hora.

Pese a la poca luz de la mayor parte de las fotos, que se hicieron cuando ya nos veníamos para Madrid, el sábado tuvimos un día espectacular en la estepa. Poco viento, mucha luz, nada de agua, y una temperatura de lo más agradable para trabajar al sol. Una delicia. Debe ser porque me acompañó mi hija mayor que no se prodiga tanto como a mi me gustaría. Pero esta vez se marcó el detalle de acompañarme, ya que ni José María ni Carlos podían venirse.

Como el sábado de la semana pasada Óscar me había dado el depósito ya pintado, aproveché para limpiar el interior en Madrid ... y para descubrir algo que no sabía: que el salfumán se come perfectamente el óxido, pero desintegra los grifos de gasolina modernos en poco tiempo. Menos mal que eso sucedió con el depósito puesto en una pila de lavar cerámica, porque no quiero pensar qué hubiera sucedido con los tres litros que metí en el depósito corriendo por el suelo de casa. Y menos mal que mi mujer no se enteró.

El caso es que, una vez desoxidado, le di un tratamiento interior para evitar nuevas oxidaciones. Para los habituales del mundillo, es posible que conozcáis el Tankerite y otras soluciones de venta en España en torno a 40 aurelios de vellón. La alternativa que usé (y recomiendo) es el "Petrol tank sealant" de Hitchcocks Motorcycles, que podéis encontrar por 10 libras en http://www.hitchcocksmotorcycles.com/

Así que al llegar a la Mancha puse el depósito y el asiento, instalé zapatas nuevas en el freno trasero, y decidí que me llevaba a mi hija a dar una vueltecilla. Podéis ver la moto en la foto de abajo.

Arrancamos sin ninguna dificultad, aunque me pareció ver algo de humo entre las aletas del cilindro, que achaqué a alguna mancha que se estuviera evaporando al calentarse, y no le di más importancia. Salimos despacito y muy bien por el pueblo, con lo que me animé a meterme en carretera, donde me dio la sensación de que la moto no tomaba bien la cuarta velocidad, sobre todo al meterle más gas. Era la hora de comer, así que dimos la vuelta y paramos.

Al volver a casa pensé que no estaría de más comprobar alguna cosa antes de dejar la moto, y fui a intentar arrancarla. Ni para su madre. Mil patadas y aquello no iba. Voy a cebar otra vez el carburador y reparo en que está manchado de negro en la parte que está enfrentada al cilindro. Miro con más detalle y veo que entre cilindro y culata hay aceite negro. ¡¡Qué raro!!, pensé. ¡¡Si esto no lo tenía la moto cuando la desmonté!! Hasta que de pronto me dije a mí mismo ... ¿habrás sido capaz de no apretar la culata como Dios manda?

Pues efectivamente, el médico alemán que me esconde las pastillas había hecho una de las suyas, y la pobre de la Impala me había dado una vuelta de unos kilómetros sin quejarse de nada, pero completamente descomprimida. Moto al elevador, culata apretada y ... otra moto. Ahora va perfectamente.


En mitad de estas idas y venidas, le dimos un empujoncito a la King de Carlos. Pusimos pistón, cilindro y culata, montamos el codo del escape, instalamos un descompresor, colocamos el carburador y el conjunto del filtro de aire, el cable del embrague y alguna cosita más.

Cada vez más, va tomando forma, como podéis ver en las fotos de abajo. A ver si terminamos pronto, que estoy deseando arrancarla.


El próximo domingo más, si no sucede nada raro. Si tenemos suerte, es posible que la 247 de José María termine sobre sus ruedas de nuevo.