viernes, noviembre 25, 2005

Restauración de mi Montesa King Scorpion (IV)

Una vez pulidas y reunidas una buena parte de las piezas necesarias, comenzamos la fase de montaje, y empezamos a disfrutar (por fín) del esfuerzo que hemos hecho durante este proceso, que en mi caso se va a acercar bastante al año de duración.

Aunque aun falta el motor (este fin de semana empezaremos el montaje), el aspecto de lo que fue un conjunto de hierros repugnantes es ya otra cosa. Se ve como esto:


La verdad es que al tomar la foto no me di cuenta para nada del efecto pintoresco que hace ese tubo de gases que sale por debajo de la pipa de dirección. Se ve que con las ganas de retratarla corrí más de la cuenta.

Si damos un repaso a todo lo que se ve ahí, y a la cantidad de gente que ha intervenido, se haría una lista larguísima. A título de ejemplo, depósito y asiento se localizaron en Ebay España (los míos están guardados esperando otro chasis donde reposar). El escape vino de EBay USA, en el mismo envío que las dos cubiertas, una horquilla y la pata de cabra. El codo de Lamaneta. Faro, cables, instalación eléctrica, gomas de estriberas y muchas cosas más fueron conseguidas en USA a través de John Haberbosch, manillar de Mototema. Y así sucesivamente.

Pero el efecto es tal que ni en el mejor de mis sueños podía pensar que lamoto se vería de ese modo algún día. Mirad, por ejemplo, el puesto de conducción:

Curiosamente, el cuentamillas apareció a unos cientos de metros de mi casa en Madrid. En Iniesta, calle Limón, que fue muchos años concesionario de la marca. Increíble. Y ojo a las manetas, que no os cuenten historias: las que venden ahora de repro NO son como las originales Amal. Más vale cromar las antiguas, porque los soportes son diferentes.

Hablando de cromados, tanto estos como los zincados me los gestionó mi buen amigo Eduardo Maldonado, agrupando material con Juanjo Blanco (Classic Off Road) y con piezas de una Texas que estaba trabajando. Un buen ejemplo de como quedó el trabajo es el conjunto de la estribera, que reprodujimos antes en versión catástrofe. Ahora se ve así:

Suena a cachondeo, pero nunca supe que la moto había tenido estriberas de goma hasta que vi el libro de despiece. Yo la llevaba con gomas de Impala. Que Dios me perdone. :-)

Para acabar, una vista de "tres cuartos" donde se ve el aspecto de la moto a falta de motor. Ya va quedando menos.

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Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.