lunes, marzo 28, 2022

Reparando el arranque de la King de Carlos ( + la importancia de las masas al soldar y abriendo y cerrando rápido un motor Montesa)

Los que aún no se hayan cortado las venas leyendo el blog, puede que recuerden que la semana pasada dejamos el motor de la King Scorpion de Carlos subido en el soporte y listo para ser abierto y reparar el problema con el eje de arranque. La sospechosa habitual era la grupilla (o el circlip, o el anillo elástico, que esto tiene mil nombres) que sujeta el mecanismo en su sitio, y tocaba abrir por la mitad el conjunto del motor.

Que es una operación que tiene sus cositas, y especialmente para mi, que llevo años tocando sólo motores de Impala y Cota. Pero lo que más miedo me daba es el hecho de que la King es la primera Montesa que lleva dos cojinetes en el lado de la primaria en lugar de uno. Que es una de las razones por las que el conjunto resulta más ancho que el 4M original ... y por las que hay que desplazar los anclajes del chasis si se piensa montar en un chasis Impala. Pero me estoy yendo donde no debo, así que rebobino y vuelvo al camino correcto.

¡Hay que ver lo poco que me duran los buenos propósitos! ... que por esta vez, sin que sirva de precedente, tengo un guión y pienso dividir la entrada en tres partes para cubrir los temas que me surgen al repensar lo vivido ayer en la Estepa. Voy con ello.


1.- La moto de Carlos 

Lo primero es dar continuidad a la historia de una moto que entró en casa despiezada y saldrá de ella andando esta primavera, sin falta.

Como os empecé a contar arriba, en esta sesión tocaban dos objetivos fundamentales: reparar el arranque y soldar la pletina que asegura el asiento por atrás.

Así que empezaremos recordando cómo quedaron las cosas el fin de semana pasado:


Motor en el soporte con el encendido aún puesto. Con lo que lo primero era retirar el stator (cuya posición fue marcada previamente por alguien con la típica muesca que nos recuerda la posición correcta de la puesta a punto de fábrica) al que luego habrá que cambiar la funda del cableado, cuarteada y rota por la parte más próxima al motor, como se ve en la foto.

Afortunadamente, para eso tengo una carraca neumática que facilita un poco las cosas, porque en total tocará retirar unos doce espárragos que fijan las dos mitades del cárter. Aquí la podéis ver en acción:


No tiene una fuerza enorme, con lo que necesitas "romper la fuerza" de cada tornillo con la carraca manual, pero luego hace todo el trabajo que te dejaría la muñeca tonta. Y de cara al cierre no es mala cosa, porque permite apretar a un par no muy alto todas las tuercas, antes de darles el repaso definitivo siguiendo el clásico esquema en cruz.

El siguiente paso es dar unos cuantos golpes sobre el cigüeñal y los ejes para conseguir liberar la tapa izquierda (recordad que siempre abriremos los motores Montesa dejando los ejes sobre el costado derecho.


En nuestro caso la operación fue un poco engorro y un pequeño desastre, porque el mecánico anterior untó por allí medio litro de silicona, con lo que la junta central se partió (menos mal que teníamos otro juego que siempre guardo en previsión de emergencias) y hubo que reemplazarla, tras limpiar aquello con santa paciencia. Aquí os podéis hacer una idea de que no son exageraciones de autor andaluz, sino una descripción ecuánime de lo que encontramos:


Pero el objetivo estaba conseguido: tapa fuera y acceso pleno al mecanismo del cambio, con el que pudimos verificar que nuestra suposición era correcta y el eje de arranque estaba completamente descontrolado:  


Al desmontar el conjunto, pudimos observar lo que nos temíamos: que la dichosa pieza, cuyo coste no creo que esté muy lejos de diez céntimos de euro, estaba completamente deformada y era incapaz de mantener el mecanismo en su posición correcta.

  

En la última foto de la secuencia se puede ver cómo, lo que debería ser un anillo casi cerrado entre sus puntas, está completamente abierto con lo que no puede cumplir con su cometido, que es insertarse en el rebaje del eje que se aprecia en la foto inicial.

La causa de su deformidad suele deberse a haber sido extraído de mala forma, sin un alicate especial que permita abrirlo sin forzarlo. Así que no quedaba más opción que su reemplazo; pero como es una de esas piezas que compro por docenas para no quedarme parado en mitad de una reparación (tened en cuenta que suelo trabajar en fin de semana y que la pequeña ferretería del pueblo no tiene un surtido muy amplio de estas cosas), lo pusimos. Es una lástima no haber hecho fotos del nuevo, porque los que tenía en casa llevan unas almenas más anchas y más altas que las del original, que impedían que el muelle exterior se moviera libremente. Así que hubo que emplear la amoladora para rebajar las almenas un poco y que todo quedara perfecto.

En las fotos de abajo podéis ver los dos despieces: el real, y el de la página del manual de la moto que teníamos impresa para poder comprobar lo que fuera necesario:

 

El conjunto -dejando aparte los casquillos y retenes- se compone del eje 43.65.010 (procedencia Cappra), la arandela 2.65.118 que se coloca pegada al cárter, el anillo elástico 0.98.117 que nos trae mártires, el muelle 2.65.003 que hace presión sobre el plato de rampas 43.65.011 (también de Cappra), el piñón de arranque 34.65.117 T y la arandela especial 2.65.115 que apoyará contra el casquillo de bronce interior sobre el que hace tope el mecanismo.

En el vídeo siguiente podéis ver el conjunto tal como opera con el pedal de arranque correctamente montado y en posición de reposo:


El piñón de arranque gira constantemente acoplado sobre el piñón libre la segunda velocidad, pero no ejerce fuerza sobre él cuando la palanca está en reposo. Al echar hacia atrás el pedal de arranque, el muelle empujará el plato de rampas contra la cara interior del piñón de arranque, que tiene un estriado que permitirá que la fuerza de la patada se transmita al eje secundario que, a su vez, moverá el primario y, a través del mismo, hará que el cigüeñal gira, poniendo en marcha el motor.

Nota extremadamente importante: el plato de rampas tiene una sola posición correcta, que es cuando el trinquete de retención queda en la mitad, estando el eje en posición de reposo (completamente girado a la derecha desde su parte externa, como está al andar la moto). En la foto podemos verlo en una Cota 247:




Pero para conseguir que todo ello funcione, nos tocaba cerrar el motor sin incidencias. Y nos preparamos para ello a conciencia, jugando con los coeficientes de dilatación y las temperaturas, como podéis ver en el vídeo:


La idea es sencilla: un buen ratito de pistola de calor sobre los cojinetes del cigüeñal para que dilaten bien, unos cuantos buenos rociones de spray congelante sobre el manguetón del cigüeñal y las puntas de los ejes, y con unos golpecitos suaves lo colocas todo el posición. Ojo en este paso al peine del selector, que no habíamos desmontado, como os comentaré en el apartado siguiente. Pero de momento, íbamos felices porque el motor estaba cerrado y la holgura del arranque, controlada:


Puestos a dejarlo todo lo mejor posible, hasta reemplazamos la plaquita que fija los tornillos del selector de cambio por una nueva. No creo que se hubiera salido jamás, pero queda mucho más apañada así, ¿verdad? 

 

Además, como en mitad del folclore había llamado a Paco Mateo para hacerle una pregunta de examen, estábamos más poseídos aún por la necesidad de hacerlo todo lo más académicamente posible.

(Por si a alguien le interesa y/o tiene opinión o argumentos, la pregunta era doble: ¿por qué los espárragos del motor llevan un roscado más largo por un lado que por otro? y ... ¿qué extremo debemos poner a cada lado? Paco no lo recordaba pero, mientras lo piensa, aceptó como hipótesis la mía de que mejor el roscado largo a la derecha, que es desde donde normalmente hacemos fuerza al cerrar, mientras que en la mano izquierda sólo dejas la segunda llave del 11 para que el conjunto no gire. Y sí, estamos discriminando a los zurdos, del mismo modo que tampoco hacemos nunca un reconocimiento a los lecheros, los trapecistas y los sexadores de pollos. Debemos ser unos tremendos machirulos heteropatriarcales.)

El caso es que, cerrado el motor, la cosa tiene una pinta la mar de buena, de momento.


Así que tocaba liarse con la parte 2: fabricar el soporte del asiento para posteriormente soldarlo. Y lo primero era tomar medidas del que lleva mi propia moto:


Por si a alguien le interesa, son unos 22 mm de ancho por 30 de largo, con un tornillo M8 puesto en vertical sobre la pletina de unos 3 mm de espesor (medido a ojo porque no tenía malditas las ganas de desmontar el guardabarros de mi moto para hacerlo exacto). Y lo primero que teníamos que hacer a continuación era fabricar la pieza. El resultado no fue malo:


Ahí se puede ver el tornillo, preparado para pasarle la radial y dejarle un cabeza mínima que soldar posteriormente a la pletina, cosa que hicimos utilizando TIG, que es lo más fino del mundo:

 


Y hasta ahí todo estupendo: el perfecto control que te da el invento te permite soldar incluso sin varilla de aportación y dejando un acabado de lo más fino ... pese a que nadie lo verá jamás porque la soldadura queda por la parte de abajo de la pletina. Pero luego llegaba el turno de soldar el conjunto al chasis, y aquello fue un despropósito.

Lo primero, porque mantener las dos piezas unidas no era trivial. Al final, tuvimos que combinar una llave de presión de cabeza cuadrada para sostener una pletina por debajo sobre la que apoyar el conjunto sin perder la posición, y una llave de presión grande con la que Carlos mantenía la pieza contra el chasis. La foto no es particularmente buena, pero permite hacerse una idea del lío que montamos:


Pero lo peor no fue eso, sino que no fui capaz de soldar con la TIG la pletina al chasis. Tantas veces como intenté hacerlo fracasé, terminando por contaminar el electrodo y afilándolo una y otra vez, sin resultado alguno. De tal modo que decidí pasarme a soldadura con electrodo recubierto, mucho menos precisa y limpia, pero más socorrida para manazas como el que suscribe. Y al final conseguimos nuestro propósito sin demasiado destrozo. Pero tengo que contaros la historia un poco más abajo en apartado propio, porque fue para matarme. 

A los efectos que ahora interesan, pletina fijada y asiento puesto en su lugar por primera vez en muchos años ... con una tuerca comprada en Aliexpress que no es como la original, pero da el pego:

 


Y ahí lo dejamos. Que tocaba volverse a Madrid y las dos últimas horas habían sido un cúmulo de frustraciones pese al final feliz con el chasis. 


2.- La importancia de las masas al soldar 

Aprovechando el final del apartado anterior, que fue lo último que hicimos, os cuento dónde estuvo el problema.

La soldadura del tornillo a la pletina, hecha sobre la mordaza del taller no tuvo problema: argón bien graduado, electrodo de 1,6 mm bien afilado, masa sobre la mordaza, amperaje bajo para tener buen control y asunto concluido. No necesité siquiera varilla de aportación porque bastó con crear un baño de fusión entre ambas piezas para quedaran unidas.

Donde la lié bien liada fue con el chasis: tres intentos con TIG que acabaron mal y unos cuantos con electrodos que tampoco sirvieron de nada. En cada ocasión conseguía acumular material sobre la pletina, pero no sobre el chasis, con lo que no "se pegaban" los metales entre sí. Pero lo peor era la tremenda dificultad para romper el arco, sin importar los distintos amperajes que probé. En mitad de la desesperación, pensé que el electrodo de 2 mm que estaba usando (y que es perfecto para los 3 mm de espesor de la pletina) estaba mal, y abrí otra caja con el mismo resultado.

Lo más desesperante de todo era que, al calentar el electrodo sobre un mártir conectado a la masa (que había enganchado en la estribera), se fundía maravillosamente y sin ningún problema. Pero, una vez caliente el electrodo, nuevo pinchazo en hueso al intentar unir las piezas. Una y otra vez.

Hasta que Dios me iluminó y pensé ... "estás tonto, colega, por más que la estribera sea metal desnudo, está puesta sobre un chasis recién pintado y puede que no esté haciendo buen contacto". Y, como a grandes males grandes remedios, enchufé la masa de la máquina al alicate de presión con que Carlos mantenía la pieza, y ¡voilà! aquello rompió el arco y quedó fijado a la primera.

¡Pa habernos matao!, que decía el anuncio de la Casera ...


3.- Abriendo y cerrando rápido un motor Montesa 

Algunas ideas por si te toca abrir y cerrar rápidamente un motor que funciona bien (o simplemente tienes el día vago y quieres aplicar la "ley del mínimo esfuerzo").

1.- Hay un par de cosas que no hay por qué retirar, como las tapetas de los retenes del cigüeñal y el selector de cambio (tal vez debas mover el peine de selección hasta tener acceso a la tuerca que libera el espárrago que puede quedar debajo).

2.- Mucho ojo con las arandelas del cambio. Si estaba bien reglado, cambia la junta central por una del mismo grosor y no necesitarás hacer ajustes.

3.- Si me apuras, salvo que vayas a retirar los ejes del cambio, no es necesario sacar el piñón de salida.

4.- Las tóricas del cárter de la primaria son obligatorias para que el aceite no se vaya, pero no es necesario ponerlas a la derecha, aunque muchos lo hagamos por seguridad añadida.

5.- Si el cambio está bien reglado y no hay que hacer ajustes, tampoco vale la pena retirar el tapón trasero con el muelle que mantiene el tambor de selección en su lugar correcto.

6.- Aunque yo no lo hago, no está de más dejar los espárragos con sus tuercas en un cartón que haga las veces de cárter. Esto nos permitirá volver a colocar cada uno en su sitio de un modo sencillo.

Y suficiente por hoy, queridos. La entrada ha sido larga, pero tiene pinta de que os dejaré en paz una temporada, porque viene la Semana Santa y no sé si pasaré por la Estepa de nuevo para seguir con la King. Que lo siguiente debería ser terminar la instalación eléctrica e intentar arrancarla de nuevo.

Cuidaos mucho.

martes, marzo 22, 2022

Un arranque mal montado, 16 años después ...

Si estáis siguiendo el proceso de vuelta a la vida de la King Scorpion de Carlos, que retomamos muuuuchos años después de iniciado, el domingo pasado dejamos la moto con la instalación eléctrica pendiente de repaso. Se trataba de sanearla en la mayor medida posible, para ver si nos atrevíamos a ponerla en marcha.


De hecho, empezamos la tarea el fin de semana pasado, con el cambio de fundas en todo el cableado del conmutador y el faro, pero nos faltaba bastante trabajo, que había que concluir reconstruyendo algunas partes del sistema que no estaban presentes. Porque la moto llegó de Estados Unidos en estado de "proyecto", con casi todas las piezas necesarias para montarla y ponerla en marcha, pero con algunas cosas que faltaban y otras que estaban en mal estado.

El caso es que, con la crimpadora por fin en la mano, el esquema eléctrico coloreado que nos llevamos, y la inapreciable ayuda de mi propia King a la que sacamos de su letargo para comprobar algunas cosas, no fue demasiado difícil reconstruir el esquema. No montamos faro y piloto, porque hay que pintarlos bien, ni tampoco una batería que no llegó a tiempo, pero sí quedó en estado de comprobar si estaba operativa. De hecho, la conversación en el coche, camino de la Estepa, giró en torno a las dos dudas que nos agobiaban: no sabíamos si el volante magnético estaba bien, ni teníamos seguridad de que el contacto estuviera en posición de arranque, cosa importante al carecer de llave para accionarlo.


Terminada la reconstrucción parcial, bujía fuera y un par de movimientos rápidos de la palanca fueron suficientes para llevarnos la (única) alegría del día: teníamos chispa. Así que rellenamos el depósito de gasolina de pruebas con una mezcla al 4% para esos primeros minutos de vuelta a la vida, pusimos la bujía y dimos dos patadas. Que no es un modo de hablar: fueron exactamente ése número porque a la tercera notamos una resistencia inusual en el pedal y empezamos a buscar la causa.

La primera opción a considerar es la clásica en las Montesa más antiguas que tienen su palanca de cambio a la derecha: "¿habré metido una marcha sin querer al dar la patada?". Pero comprobado que estaba en punto muerto, empezamos a valorar otras alternativas. Y una de las cosas más rápidas que se podían hacer era sacar la culata para comprobar si había algo extraño en el cilindro o el tren alternativo. La operación es tan sencilla como retirar los dos tornillos M6 que fijan el cuerpo del escape al chasis, y la rosca que fija el codo al cilindro; a partir de ahí, una tubo de 17 y te quedas con la culata en la mano en no más de cinco minutos.

 

Y con ello puedes empezar de nuevo a mover el pedal de arranque con cuidado, a ver qué te encuentras. El resultado lo podéis ver aquí:


En determinados momentos del desplazamiento, el pistón se frena de una forma extraña. Así que lo más sensato era irse a comer y cargar el coche mientras pensábamos en el plan de ataque más conveniente, asumiendo que nos íbamos a pringar hasta las trancas de SAE 10W30 y SAE 90 si tocaba abrir el cárter en canal.

Justo a la vuelta, y algo reconfortados por la comida caliente, porque el frío y gris día tampoco acompañaba demasiado al espíritu, pusimos en marcha el plan te ataque: comenzar con la parte derecha del motor viendo si el problema tenía que ver con el muelle, la palanca o algún rozamiento extraño, para a partir de ahí plantearse mirar la primaria o abrir los cárteres centrales. Y la cosa empezó tal que así:


... para darnos cuenta muy rápido de que estábamos en el peor de los escenarios posibles: el eje que gobierna el mecanismo de arranque tiene una holgura brutal y se viene hacia fuera con sólo tirar de él a mano:


Una faena bien gorda, porque sólo desde el interior del cárter podremos solucionar el problema. Así que la decisión estaba tomada directamente: tocaba tirar de extractores y empezar a retirar cosas para sacar el motor de su sitio. Afortunadamente, sigo contando con toda la herramienta oficial que sacamos de Iniesta en su momento:



... que tiene una calidad por completo incomparable con lo que se puede comprar ahora. Acero de una calidad excelente, del que puedes abusar tanto como desees, sabiendo que no vas a romper nada, te pongas como te pongas. Y si le aplicas una pistola neumática, sigues sonriendo al recordar lo que has sufrido en tu vida para hacer la misma operación sin medios.


De tal modo que, en pocos minutos, cilindro, piñón de salida y volante magnético van fuera, y el motor al soporte especial para poder trabajar con él en la posición que uno desee. Otra joya, producto del buen hacer de los amigos del Moto Club Impala, que te saca de mil apuros distintos.



Y una vez allí, la liturgia de siempre, que comenzó por retirar la primaria ...

 
... sin olvidarse de tomar buena nota gráfica de la posición de la excéntrica del selector ...


... aunque vamos a intentar desarmar el cárter sin retirarlo porque estrictamente no debe ser necesario, y ahorraremos pasos al montar. Creo que podemos sacar el semicárter central izquierdo con el selector y su eje en posición para acceder a la piñonería del cambio y el mecanismo de arranque, que os reproduzco aquí:


Tengo la duda de si el causante de nuestras desdichas es el anillo elástico 0098.117 que el mecánico no debió cambiar antes de cerrar el motor, o si la arandela 0265.115 (procedente de la Impala) se ha sustituido por una de menor grosor. Tampoco estoy seguro de sobre qué piñón libre del cambio actúa el piñón del arranque (3465.117T). Pero lo que sí sé es que no vamos a asumir el riego de intentar arrancar la moto con estas piezas bailando libremente por el interior.

Para los que seáis asiduos de estas páginas, es una historia no tan distinta de la que vivimos José María y yo en el prólogo de la Impalada 2012 con mi Impala Turismo, que podéis leer aquí. En aquel momento, lo solucionamos en una sola mañana. A ver si el próximo día somos capaces de dejar el motor cerrado y en orden ... que no sé si montado, porque hay un par de cosas que hacerle a la moto, que serían más sencillas con el motor fuera. Pero eso será objeto de otra crónica, a poco que Dios nos dé salud y tiempo.

lunes, marzo 14, 2022

Mañana eléctrica en la Estepa

No sé si compartís mis sensaciones, pero en la vida de un apasionado por los hierros viejos no sólo son los hijos quienes te hacen sentir el paso del tiempo, sino también los proyectos aplazados. Unas veces son tan sencillos como esos platinos que no llegaste a cambiar, y otras la vida se te complica tanto que se te quedan motos completas muertas de risa en un rincón, a las que no falta tanto para devolver a la vida.

Si tienes la suerte de no escribir, puedes aplacar la sensación de que la vida vuela con un cálculo erróneo ... "hace lo menos cinco años que dejamos la King Scorpion de Carlos parada" ... Pero cuando vas contando tus historias en un blog, te basta con hacer una búsqueda para enfrentarte al hecho que son 16 los años que han pasado desde que aquella moto desembarcó en Barcelona camino de la Estepa. Y sospechas que la cifra debe coincidir con el momento en que nuestras vidas empezaron a enredarse con las de nuestros hijos, y a dejarnos menos tiempo del que necesitábamos para aplicar a otras cosas que no fuera el patrocinio de la prole.

Pero tras esos años de llenar nuestras vidas, ahora son ellos quienes deciden que no tenemos cabida en las suyas y nos dejan recuperar ése tiempo que no pudimos volcar en nuestros proyectos parados. Que es justo la historia que os cuento hoy: de cómo acabamos en la Estepa una mañana de domingo Carlos, Trasto y yo para cambiar un encendido y retomar su King Scorpion.

La semana anterior pasé por el pueblo de mi santa y me puse a sustituir (por fin) los platinos de la Cota 200 por un CDI RM Lightning para olvidarme por fin de problemas. Igual alguno de vosotros recordará que con ella descubrí la diferencia entre un condensador cruzado y uno derivado a masa, y que hace seis años sustituí su condensador por uno de electrónica que situé en la pipa de dirección para prevenir fallos por calor y vibraciones. Desde entonces, no había planteado problemas: arrancaba bien, iba muy fina en bajas revoluciones, y aunque no se ha usado mucho, siempre estuvo disponible para salir al campo a dar una vuelta. Pero tenía guardado para ella un CDI que nunca llegué a instalar, porque otras cosas más urgentes se interpusieron en el camino. Pero finalmente encontré el hueco el sábado pasado, y me puse a hacer el reemplazo sin contar con la complicada accesibilidad mecánica de la 200, que sumada a ir justo de tiempo, me dejó a medias. Fijaos en la foto, donde se ve que tuve que sacar el escape para poder usar el micrómetro para la puesta a punto:


Así quedó: en lo alto del elevador, con la tapa del encendido abierta, el disco de imanes puesto en el volante y los 5 mm de avance bien marcados para hacer la puesta a punto; pero sin instalar el CDI ni el captador. Y por eso volví ayer, con la inesperada compañía de Carlos que, al ser domingo, estaba libre de actividades extraescolares (que a él aún le quedan un par de hijos a los que transportar de campo en campo de fútbol los fines de semana), y se brindó a ayudarme. Gracias a él tenéis fotos.

El proceso lo conocéis de otras veces y no tiene mayor secreto: se sacan los platinos, se coloca el captador como en la imagen de abajo ...


... se hace el ajuste de la puesta a punto (muy sencillo porque el led rojo lo convierte en un juego de niños ... 



Y cuando terminas, vuelves a alucinar con lo redonda que va la moto en cualquier régimen de marcha. Mantiene la dulzura abajo, pero si le abres gas de golpe levanta la rueda delantera pese al tonelaje del piloto.

Con esa prueba llegamos a la hora de comer, y decidimos que era el momento ideal para sacar su King Scorpion del agujero y hacer un listado de temas a solucionar para ponerla en marcha. Quizá no lo sepáis, pero además de pintarle el chasis en blanco se le hizo motor entero, y fue el esquema eléctrico lo que nos dejó sin terminar de intentar arrancarla. Pero, por lo demás, la moto luce tan bonita como en la foto:



TIene sus cromados en orden, los captadores Lucas delanteros y traseros, el escape en una forma envidiable ... y un cacao eléctrico bastante considerable:


No es sólo que falte la batería, sino que la instalación está a falta de algunas partes, con algunos conectores chapuceados (si amplias verás que algunos faston planos se sustituyeron por conectores de tipo bala) y con las fundas grises absolutamente quebradizas. De tal modo que tomamos la decisión de sanearlo a fondo, reutilizando todos los componentes originales que pudiéramos salvar. Así que nos tiramos un buen rato retirando fundas antiguas, enrutando cables por las nuevas (afortunadamente tenía funda gris en el stock del taller), y cortando y reponiendo los fastons y sus aislantes al acabar la faena.

Y lo peor es que no fuimos capaces de encontrar la crimpadora, lo que nos hizo tener que usar alicates de punta fina para fijar los terminales, con lo complicado e impreciso que eso resulta. Pero lo damos por bien empleado: queda faena por delante, pero esperamos que en un par de fines de semana la instalación esté terminada y la moto un paso más cerca de ser arrancada y probada dieciséis años después.

¿La veremos en la Impalada 2023?

sábado, marzo 12, 2022

Se paró funcionando

Pongamos que estás aburrido un sábado por la mañana, y que estando frente a la pantalla del ordenador te acuerdas de que la única moto que no conservas fue la primera. Y piensas que es una lástima y que igual vale la pena echarle un ojo a Wallapop, que es el mercadillo online de moda, a ver qué tal está la oferta.

Y te vas para allá, tecleas un "Montesa Cota 74" sin más, porque no hay muchas más posibilidades de darte al SQL avanzado, y te encuentras con un listado de lo más completo. Pero como tienes el día morboso, decides ordenar por precio, desde más cara a más barata. Con lo cual aprendes que hay una oferta amplia, y más bien dispersa. 



Así que dices ... "empezaré por la de 3.000, que debe ser la releche". Y allá vamos: un click nada más, y la tenemos a la vista:


Y empiezas a alucinar. Para empezar te preguntas por qué la gente no piensa el efecto tan raro que hace el suelo mojado bajo la moto. Que lo mínimo que te hace deducir es que le han quitado el polvo tras años de abandono, justo diez minutos antes de hacer la foto. Que tampoco estás muy seguro de en qué medida es consistente con "ponerla en marcha de vez en cuando por el garaje", como nos cuenta el dueño.

Pero parece claro que nuestros conceptos difieren en algún punto más. O que tal vez manejamos idiomas distintos. O quizá suceda que "completamente original" en jerga vendedora significa que la moto salió de fábrica con una prolongación de escape, un puño de salida lateral Tecnomoto, un descompresor y un suplemento de asiento para convertirla en biplaza. Que es lo que uno puede ver a la pobre resolución que tienen las fotos en pantalla.

Así que, visto que difícilmente llegaríamos a un acuerdo con alguien que ni envía, ni negocia, ni cambia, pasamos un poco más abajo, buscando un coste menor, y renunciando a tanta originalidad que, según parece lógico, tiene un precio por pagar.

Y lees 1.200 euros sobre una foto que te recuerda a la Cota 74 de tu amigo Ángel, que era como una 348 en chiquito, y das el segundo click, que acerca esto a tu pantalla:


Una Cota 74 clásica, nada menos. Pero que además ha sido cedida dos veces para una exposición (el desprendido propietario nos deja con la duda de si la clásica fue dos veces a la misma exposición, o una vez a dos exposiciones), y ¡está guardada en garaje! Eso sí, en un garaje donde, a juzgar por las manchas que se ven (pese al inevitable charco bajo la moto), debe llover café como en el campo de Juan Luís Guerra. Aunque no es menos cierto que el dueño, fino coleccionista, nos anticipa que tal vez fuera necesaria una puesta a punto. Tras la desinfección, supongo.

Así que multiplicas, piensas que 1.200 aurelios son como 200.000 de las añoradas pesetas, y que, pese a la curiosidad que te producen el faro, el manillar y los mandos, bajarás un poco el listón, a ver qué localizas en el entorno de los 500. Que no dejan de ser casi veinte mil duros, que hubiera dicho mi padre.

Y una de las cosas que te encuentras te llama la atención de nuevo. Por 500 mortadelos pelados, que era tu límite, así que amplías:


... y llegas a esta joya, que por su precio no han necesitado siquiera maquillar con un manguerazo. Pero que también ha estado guardada en un garaje, y que no es negociable porque ... ¡se paró funcionando! El argumento definitivo. No importa que la moto lleve un tubarro propio de una Derbi "trincampeona" (así las llamaban en mi tierra), ni que el asiento se haya rebajado con espuma racing, ni que la instalación eléctrica sea un recuerdo de mejores días, ni que los guardabarros pertenezcan a sepa Dios qué vehículos. Porque se paró funcionando. Ahí es nada. ¿Cómo se te ocurre plantearte negociar el precio frente a semejante oportunidad?

Que, por otro lado, es como poner en una esquela "Estaba vivo y se murió". Porque para morirse sólo es necesario estar vivo en el instante anterior. Justo como para pararse una moto sólo hace falta que alguna vez fuera arrancada. Me atrevería a decir que ninguno de nosotros conoció jamás un vehículo que no se parara funcionando. 

De tal modo que, madurando esta reflexión en la sesera, se me ocurrió hacer la prueba del nueve en Wallapop y busqué sólo una cosa: "se paró funcionando". Y el resultado es estremecedor:


... bares / restaurantes, embarcaciones, automóviles, quads, motos, y hasta un "vibrador de aceituna" cuyo nombre hubiera proporcionado sonrisas al mismísimo Woody Allen. Todo ello se paró funcionando.

En definitiva: que a falta de una Cota 74 por la que no me decido, empiezo a tener claro cuál será mi epitafio, si algún día me entierran en una sepultura individual: 

"Julián de Cabo,
me paré funcionando".
¡Bendito sea Wallapop!