domingo, febrero 25, 2007

Trial de Las Rozas 2.007


Probablemente, si a un ser humano normal le cuentan que esa foto es la de cuatro individuos con unos pocos de años que han pasado las cuatro últimas horas mojándose, patinando en el barro, y haciendo una carrera regular, alucinaría bastante. Pero es la foto que mejor puede explicar qué cuernos hacemos aquí.

Y eso a pesar de que en la foto faltan muchos amigos, y de los buenos. No están ni Chema, ni Pedro, ni JL ni Toño. Pero no es una mala foto pese a todo. Los que se dejaron inmortalizar son, de izquierda a derecha: Alfonso, el autor de estas líneas, José María y Pepe. Cualquiera de ellos es por si solo una buena razón para estar en esto. Y la suma de los tres, es la leche. Produce unos ratos de los que dejan la cabeza limpia para el resto de la semana. Endorfinas, creo que se llaman.

Pero es que, además, a nuestro alrededor están la 200 Portús de Pepe, la 330 de Alfonso y mi 349. Nada menos que 3 Montesa Cota llenas de barro. Sólo falta la BSA de José María que ya estaba subida en el remolque. Así que le dedico la siguiente foto, porque vale la pena:


Es la curva de entrada a la primera subida de la zona 4. Y es lástima que no tengamos más que imagen porque esa moto no suena. Esa moto hace música. Habrá que buscarse una ...

En la siguiente, menos musical pero más manejable, mi 349 entrando en la 4 durante la primera vuelta.



Hoy era un trial para aprender, porque pocas veces se encuentra un terreno tan deslizante en triales de la zona centro. Y ha tenido zonas muy bonitas, largas y entretenidas de recorrer y de ver. La pena es que ha vuelto a haber demasiado lío de gente porque se insiste en dar tres vueltas a recorridos de 8 zonas en lugar de hacer dos vueltas a 12, que lo haría mucho más llevadero en términos de colas.

Sea como fuere, tercer trial de mi vida, y empate a puntos con el bueno de José María que me ha ganado por ceros ... pese a que la ventaja en moto era mía. Habrá que seguir aprendiendo.

sábado, febrero 24, 2007

Volviendo al Trial

Después de tanto tiempo sin publicar se hace extraño estar de vuelta y escribiendo. Pero así son las cosas a veces. El invierno ha sido largo y poco productivo en lo que a motos se refiere. Es como si esa parte de la vida se hubiera adpatado al ritmo del planeta y todo haya ido transcurriendo a la mitad de velocidad de la que hubiera deseado. La MkI sigue en Houston, la Ossa naranja en casa de Stefano, y así tantas otras cosas ...

Y si en temas de restauración y asimilados no ha habido grandes avances, al menos sí que se ha hecho algo por la parte de la práctica. Que tambien iba siendo hora. Tanto arreglar motos para luego no usarlas no tiene demasiado sentido.

Todo un poco atropellado, como cada vez que se cruza quien yo me sé, pero finalmente me animé a apuntarme al Trofeo de Clásicas de Madrid, del que han pasdo ya dos pruebas. La primera, a la que corresponde la foto de arriba, fue la de Cabanillas. Un trial precioso donde me estrené con un cero en mi primera zona ... y un cinco con bofetón en la segunda. De lo más variado. Pero un disfrute grande, y eso que me metí con la moto sin preparar para nada ... si miráis bien la foto, incluso se ven la bocina y la piña de luces que no me había dado tiempo a retirar. El campeonato se adelantó con relación a lo previsto y no hubo tiempo más que de quitar el faro y el piloto.

Para la segunda carrera en Valdemorillo dio tiempo a hacer más cosas ... aunque lo único que se vea en la foto sea lo que se hizo mal:

Mirando el humazo azul se ve como la moto aparentaba llevar una carburación lamentable. Pero la cosa fue todavía más vergonzosa: la bujía llevaba mal regulados los electrodos, y no quemaba ni para su madre. Lo peor del caso es que sólo hice una vuelta de las tres con la moto en condiciones, porque lo achaqué a un exceso de aceite en la mezcla. Patético. Como patético fue que al ir a cambiar el aceite de la caja de cambios me di cuenta de que no tenía ... menos mal que lo miré antes de sacar el antiguo.

Al menos sustituimos el manillar original por un Renthal para que no se me fastidiara el suyo, cambiamos el aceite del embrague y retiramos los restos de equipo eléctrico.

El caso es que en ambos triales he ido acompañado por buena gente del motoclub al que me apunté, que se llama Trialmadrid. La primera por Corsino y el Bárbaro, y la segunda por VTT, que es todo un crack con el que espero hacer la carrera de Las Rozas mañana. Ojalá no llueva porque el par de la 349 sobre un barrizal puede darme una mañana horrible.