lunes, enero 28, 2008

¡Qué bonitas son las clásicas!

Una de las cosas que hacen que el trial de clásicas merezca la pena son las motos en sí mismas. Ver de nuevo en su elemento a monturas que formaron parte de nuestras vidas es parte de lo que engancha por completo en este deporte. Como dijo un amigo alguna vez, comprar una moderna es sólo una cuestión de dinero, pero estas clásicas son otra cosa. Y acaban por meterse muy dentro de la vida de unos dueños que las miman como nunca lo harían con una moto actual.

Como comenté ayer en la crónica de carrera, en Cabanillas volvimos a tener a Quique Rodríguez pendiente del paso de motos y pilotos. Lo tuvo menos fácil porque la interzona era más larga, y fue toda una lástima que no llegase a las zonas de agua, porque lo hubiera disfrutado. Pero aunque él diga que no fue su día, el resultado habla por si mismo.

Aquí va la Cota 172 de Pepe Jimeno. Que pese a su guardabarros delantero de 315, sigue siendo exactamente como aquella en la que iba al colegio desde tercero de BUP. Bonita en parado, y muy efectiva en movimiento, aunque en gran medida el mérito sea cosa del efectivo pilotaje de su propietario.



Una de las dos Triumph que estuvieron en Cabanillas. Ojalá se vayan incorporando motos de este tipo, que son todo un espectáculo, no sólo por sus líneas, sino por el precioso sonido que les dan sus cuatro tiempos.

Una Cotton que cerraba el trío de inglesas. Preciosa también.

Dos británicas y una Ossa Mick Andrews muy especial.

... aunque no sea tan especial como la Ossa 175 de Chema Carrión, conocida cariñosamente como "Platerito" por todos los amigos de Trialmadrid.



Una Cota 247 recién estrenada tras su restauración. Preciosa con sus amortiguadores modernos en el mismo color que los de serie.

Y aunque con menos años, la 349 del autor y la 330 de José María Domínguez siguen siendo tan bonitas como todas las Cotas que en el mundo han sido.



domingo, enero 27, 2008

Cabanillas 2008: femenino, singular. El trial del coche escoba.

Empezar esta crónica con el rollo de "hay que ver cómo pasa la vida, que se ha ido un año desde que empecé a correr triales" sería una lástima. Porque vengo feliz. Si unes unos compañeros fantásticos, un tiempo de ensueño, un trial de marcaje espectacular, un recorrido amplio, y una moto que te quiere, has echado un día como el que cierro con estas líneas.

Un día para recordar, porque el año que llevo en esto me hace saber que no viviremos muchas carreras donde todo sume. Y aunque faltaban el Bárbaro, Pedro, Manolo, y Nacho247, lo demás ha sido simplemente perfecto. Al menos para los que nos llevamos bien con nuestras parejas.

Porque no sé si tendrán duendes como dice Toño, pero la moto es como la mar. Femenina y singular. Y o hace tu vida mejor, o te putea, según te quiera y la trates. Pero no basta con tratarla bien; o te quiere, o estás jodido. Ya puedes ponerle carburadores modernos, encendidos electrónicos o lo que quieras, que estará como una arpía, esperando agazapada el mejor momento para darte un disgusto.

Digo esto porque siendo hoy la primera carrera del campeonato, aparte de disfrutar como un enano, nos ha tocado ver de todo. Y desde el principio de la carrera. Tanto que llegamos a pensar que penalizábamos por tiempo.

Nada más empezar, entre la primera y la segunda zona, Lallorea se ha encontrado con que su Sherpa ha decidido soltar la bobina del recién estrenado encendido electrónico. Y pese a que hemos tenido que desmontar depósito y asiento para volverla a fijar, no ha habido modo de arrancar la puñetera Bultaco. Además, ese primer parón nos ha costado perder contacto con Manolo Castrillo y David, que venían con José María y conmigo.


En la foto, VTT, Willy y mi menda mirando si Corsino con la bujía Montesa conseguía revivir la Sherpa. Pero no hubo modo. Si soy yo la moto, y me veo a VTT acercándose con una llave fija y a Corsino con una de bujías, y arranco para huir echando virutas.

Único incidente de la primera vuelta. Pero la segunda ha sido un disparate constante. Nada más hacer las primeras dos zonas, nos llama David que se ha quedado sin gasolina, y nos pide que volvamos al paddock a abrir el coche. Vuelta atrás nada más arrancar casi. Menos mal que, como puede verse en la foto, habíamos repuesto potasio convenientemente.



Un tramo después, al llegar a las zonas de agua (preciosas especialmente, dentro de un trial magnífico) una primera Merlín que no conozco ha roto el cable de gas, y le hemos dado a su propietario el cable, un destornillador, alicate y prisionero, sin podernos esperar a que reparase, porque íbamos justísimos. Juraría que es la de la foto.



Dos zonas después otra Merlín con un piloto que se había dado un porrazo. Gracias a los consejos de mis hermanos médicos siempre llevo encima ibuprofeno y paracetamol, con lo que en esa parada tocó hacer de ambulancia.

Unos metros más hacia adelante es Javier Cruz el que tiene problemas con la Sherpa que acaba de estrenar. En este caso, tapón del embrague sacado por la misma maza que se estaba yendo hacia fuera. No pudimos solucionarlo, pero hizo la última zona de la última sin embrague y pudo acabar. Aunque en ese mismo lugar dimos con Miguel, también con el cable de gas roto, al que ya no pude dar repuesto, porque se lo había quedado el de la Merlín.

De locos, vamos. Auténtica sensación de coche escoba. Menos mal que mi moto y yo nos entendemos y no ha hecho más que explicarme con suavidad que sigue sabiendo mucho más de trial de lo que sabrá su dueño nunca.

Eso sí, aún hubo más cosas buenas: estreno de Fili que estaba encantado, reaparición de Manolo después de años, fotos de Quiquerod, y cerramos con un completísimo aperitivo rodeado de amigos. Como dijo alguno de los de la foto, un Domingo así sólo se mejora rematándolo con una siesta en buena compañía.


Como decía mi abuelo: "siempre así, y mejor lo que Dios quiera".