domingo, mayo 08, 2016

Empezando a preparar la Impalada 2016 (de un modo extraño)

A diferencia del año pasado, en que hicimos todo a salto de mata, este año pretendo preparar la Impalada con un poco más de antelación, con lo que aprovechando que hoy Domingo hace un tiempo espantoso en Madrid, me he bajado al garaje a hacerle un poco de caso a la Impala 2, a la que tengo completamente abandonada desde hace meses, excepto por el cambio de amortiguadores de hace unos días.

Lo absurdo es que la pobre mía llevaba tiempo en dique seco sin ningún motivo grave. El único fallo era que tenía el cuentakilómetros loco y no quería hacerla andar en ése estado.  Y para mi vergüenza, lo del cuentakilómetros era una estupidez: resulta que, al lubricar el cable con ocasión del cambio de la maquinaria interna por una original (recordad que la aguja murió en la Impalada de 2015), la lubricación hizo que el cuadradillo de aluminio que remata la parte superior del cable se soltara, con lo que la aguja bailaba muchísimo. Algo que se soluciona quitando el tornillo de cierre del faro, sacando el cable y apretando la pieza de aluminio ... y que no he hecho hasta ahora.

Por supuesto, la bendita Impala sólo necesitó tres patadas tras abrir el grifo de gasolina para ponerse en marcha. Está claro que sabe que se acerca su momento, y está -como siempre- por la labor de hacerlo todo fácil.


Pero además de poner en orden el cuentakilómetros, tenía que hacer otra cosa desde hacía tiempo, y para la que tampoco encontraba el momento. Y esto sé que va a sonar a pura psicodelia, como psicodélica es la foto de abajo:


Nada menos que una Impala 2 conectada a un Macbook Air para reprogramarle el encendido. ¿A que suena raro? Pero es que desde aquella jornada de pruebas con los Vitale hace dos años, no había vuelto a probar nada más ... pese a que mi moto daba un retroceso a veces cuando se quedaba sin arrancar, porque la parte inicial del la curva era demasiado abrupta. Consecuencia de que aquel día sólo intentamos conseguir el máximo rendimiento arriba, pero nos olvidamos del arranque.

Pero no hay mal que por bien no venga: dado que tenía que levantar el asiento para acceder a la instalación eléctrica, me lo he subido a casa para mandarlo a Barcelona, donde le van a poner una plancha de gel con viscoelástica que me ayude a evitar el dolor que acabé teniendo en el trasero el año pasado al terminar el viaje. Es una pasta, pero espero que resulte un dinero bien invertido. Ya os lo contaré cuando terminemos.

Y para finalizar, quité el grifo de gasolina refabricado que llevaba (odio ése modelo de grifo, no me preguntéis por qué) y lo cambié por un OMG italiano, mucho más bonito y de funcionamiento más suave.

Con esto, ya sólo me falta ponerle el escape Sport Rally que me llegó el otro día, (y que requiere de un codo corto de Sport que no tengo en Madrid) y hacerle el mantenimiento de rigor: cambiar aceites, desmontar y limpiar el freno delantero que chirría un poco, tensar la cadena, comprobar presiones y poco más. Es lo bueno que tiene contar con una compañera como esta: que pide muy poco a cambio de lo mucho que te da.

Dios mediante, el fin de semana que viene intentaré alargarme a la Estepa con las dos motos para terminar con todo el proceso. ¡Qué ganas de Imapalada!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.