Como todo buen montesista habrá deducido por el título, me refiero al rodamiento de contacto angular que llevan nuestras motos (casi todas las Montesa) en el extremo derecho del eje primario. Su referencia es 7202, y va alojado en un pozo en el cárter derecho.
Su situación le convierte en el rodamiento más complicado de sacar en estos motores. Hay veces que sólo con meter el motor al horno y ponerlo a unos 180º cae solo, y veces que te toca montar un cirio brutal. Justo lo que me ha tocado hacer hoy.
Para los que no sepan por qué se monta este tipo de cojinete, lo intento explicar. Se trata de que el eje primario de nuestras motos toma potencia mediante el embrague, que se conecta al cigüeñal con dos engranajes helicoidales. Sus ventajas son muchas en términos de suavidad de funcionamiento y de silencio, pero tiene el inconveniente de que, a la par que transmite el movimiento de giro hacia la caja de cambios, comprime el eje hacia el interior del cárter derecho. Así las cosas, el eje primario va montado sobre dos cojinetes: uno normal en el cárter izquierdo que soporta el movimiento de rotación del eje, y el dichoso 7202 de contacto angular en el cárter derecho, cuya misión es doble: apoyar el giro del eje y aguantar la fuerza que éste manda hacia la derecha.
El gráfico de abajo es pequeño pero creo que muestra bien el funcionamiento:
La cuestión está en que odio ese cojinete. Sé que es una estupidez, pero los hombres somos así de raros, y una de mis manías es el 7202. No por nada, sino porque da guerra para aburrir cuando toca cambiarlo. De tal modo que toca confesar que la última vez que monté el motor me di cuenta de que no estaba muy allá, pero cerré esperando que no fuera para tanto.
Pero lo fue. Una mala sensación y un ruido constante, como conté en la entrada anterior. Así que tocaba abrir y sacar aquello como fuera.
La primera en la frente: cuando llegué al taller esta mañana no tenía cojinete de repuesto. Así que lo primero fue desnudar a un santo antes de vestir a otro. Afortunadamente el motor King de la futura Impala 24 Horas soltó el 7202 sin problema. Horno, golpecito con el martillo y se acabó.
La sorpresa gorda vino al abrir el motor Impala. Tanto pasé del cojinete ... ¡¡¡que no me había dado cuenta de que la moto no llevaba un angular sino uno normal y corriente de las mismas medidas que el 7202!!! Y además, giraba francamente mal. Supongo que por el desgaste de la fuerza de compresión a lo largo de los kilómetros. No había más alternativa que sacarlo.
Tiré de un juego de extractores que había comprado hace unos días, y el primero (el que iba perfecto para un eje de 15 mm como era el caso) reventó sin conseguir agarrar el rodamiento. Pensad que, dado que está dentro de un agujero, el único modo de sacarlo es con algo que haga una fuerza brutal contra las paredes del eje para luego tirar de ello.
Así que seguimos el proceso por lo criminal. Dremel, discos de corte y paciencia franciscana. Al cabo de un par de horas de trabajo desagradable y pesado, destruí la pista interna, saqué las bolas y me quedé con sólo la pista externa del rodamiento pegada al cárter. Afortunadamente, el extractor más grande sí pudo trabajar bien sobre la ranura de rodaje de las bolas, y el martillo de inercia hizo el resto.
La foto de abajo muestra en primer lugar un martillo de inercia y el extractor de tamaño familiar con el que saqué la pista externa, que aún está cogida al extractor. Y un poco más abajo se ve el cadáver del extractor pequeño que murió en acto de servicio sobre la pista interna.
La foto de detalle muestra restos de la pista interna comida a base de horas de Dremel, parte de la jaula de las bolas, y el extremo de ambos extractores.
En este momento, el motor está de vuelta en el chasis con rodamientos y retenes en orden de revista, y me falta poner el encendido. He aprovechado para poner la culata rebajada 2,7 mm y ponerle una campana de corte 3,5 en lugar de la 2,5 que llevaba. Por otro lado, comprobé que mi sensación de que la moto iba larga de gasolina era correcta: el chiclé de alta es un 130 ... probablemente el correcto para la culata que llevo ahora.
Por el camino también encaré transfers y dejé todo lo mejor que sé. A ver qué pasa mañana cuando la arranquemos. Si sigue sonando, la pongo encima de la Cojones Grandes y me quemo a lo bonzo subido en lo alto.
sábado, octubre 01, 2011
El p--o cojinete de los c-----s.
Etiquetas:
Impala 175,
restauración
7 comentarios:
Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.
Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.
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Hombre, siempre queda el recurso del ninot imdultat. La moto arrancará y funcionará correctamente, del mismo modo que lo hará la CG.
ResponderEliminarEspero que no sea una maldición gitana eso de "como la CG". Me quedan dos horas para la prueba y voy a vivirlas acojonadito perdido.
ResponderEliminarJajajaj qué bueno, qué recuerdos con el rodamiento ese, la dremel y su p*** madre...
ResponderEliminarFíjate que en el blog de la Impala ni hablo de él jajajajaj
Lo que no acierto a comprender es, si alguien ya lo sacó, para qué le puso uno convencional... con lo que cuesta sacarlo... en fin, the archeologic mechanics es lo que tiene.
Supongo que la única razón es que alguien no tenía rodamiento de contacto angular y puso lo que se le ocurrió.
ResponderEliminarQue yo sepa, la moto me la vendió el hijo de un mecánico que la había mantenido unos años. Y después de eso, la tocó mi propio mecánico, con lo que es complicado saber quien es el autor "inteletual" del estropicio.
A veces también me pasa que te dan ganas de no contarlo todo, pero a estas alturas del partido, ¿qué más da? Esto es un blog dedicado al sufrimiento mecánico más que la página de un genio que no se mancha. De genio nada, y de mugre la que mi mujer te cuente.
Mejor no le preguntes ...
:-)
Comprendo perfectamente tu estado anímico, porque hay días que al escribir sobre estas cosas, habría más guiones que letras. Además son particularmente odiosas las piezas que quedan alojadas en huecos inaccesibles, !es desesperante¡, por mucha dremel y lo que quieras, las horas no te las quita nadie. Para mi lo peor es que después de todo, al terminar, no hay nada que luzca, es un trabajo invisible.
ResponderEliminarVaya Pollo con el cojinete de marras...y todo eso con tu horno, extractores, martillo de inercia, etc.
ResponderEliminarSaliste vencedor y eso es lo que cuenta !
Trabajo sucio el de la Dremel, querido. En el sentido más estricto -pero también en el más amplio- de la palabra.
ResponderEliminarCalculo que algo de más de una hora agachado con las gafas de protección clavadas en la cara y generando polvillo a medida que los discos se iban desgastando al comerse el cojinete. Un auténtico suplicio que hay que llevar con paciencia porque era crítico no tocar el cárter.
Y encima, lo que dices: trabajo que no se ve, ni luce. Si todo fue bien, trabajo que disfrutará otro porque no creo que yo le haga kilómetros como para gastar el rodamiento.
Pero es lo que hay: no siempre sale el sol cuando uno quiere. :-)