No sé si acabaré siendo el mayor consumidor español de tóricas de 7 x 1,5 mm, pero creo que al salir del taller hoy quedaban sólo seis o siete de las 100 que compré hace unos meses en Comercial Grema. El cambio de la Impala y el motor de la CG han hecho que se esfumaran en un periquete. A razón de 12 tóricas por apertura de motor, más alguna que cae en la tapa de embrague, voy a tener que hacer horas extra para pagarlas.
Domingo cortísimo en la Mancha porque no llegué muy temprano, llevé al campo a mi suegra que tenía que mirar unas cosas en las viñas, y me volví a Madrid a la hora que me dijo mi hijo. Así que no creo que estuviera mucho más de tres horas en el taller. Menos mal que al menos me dio para localizar la falta de suavidad que notaba en el motor de la Impala. Resultaron intervenir dos factores diferentes: por un lado, los corchos del cigüeñal rozaban un poco por la derecha, y por otro uno de los cojinetes del cigüeñal no estaba en posición, y al apretar los tornillos del cárter, rozaba un poco.
Por el camino, como pasa siempre, perdí una hora pensando en qué demonio pasaba con el cambio, que iba suavísimo sin el selector, pero fatal en cuanto montaba su mecanismo. Después de mucho penar, encontré el error que se ve en la foto de abajo:
En un rapto de estupidez y/o exceso de prisa, monté mal el mecanismo, donde el eje debía ir girado 180º con relación a lo que se ve arriba. El problema es que el eje está tan entero, que no hay marcas de la cadena que me ayudaran a fijar posición. Puestas las cosas en su lugar quedó un tacto de cambio impecable, que espero se mantenga cuando arranquemos.
Para poner el cojinete díscolo en posición jugué con la diferencia entre temperaturas una vez más. Cárter izquierdo al horno un ratito, y cojinete helado antes de cerrar. Mano de santo. Se consigue usando el spray que podéis ver abajo. No es ni barato ni sencillo de encontrar, pero sí muy efectivo. Cojinete frappé en diez segundos, y encaje suavísimo.
Y así quedó, a la espera de volver a por ella cualquier día de estos ... que será casi seguro después de la Impalada en Barcelona.
Pero esa será otra historia.
EDITO, para comentar sobre una pregunta recibida por correo. El spray que usé es, en principio, para comprobación de circuitos electrónicos, y no está pensado para aplicar frío en piezas mecánicas. Pero funciona. Lo hay también de la marca CRC (que fabrica muchos sprays para talleres) ... y se puede sustituir por sprays de aire comprimido de los usados para limpiar los teclados y ratones de ordenador. Aunque, en este último caso, el spray se usa invertido para conseguir el "efecto congelación" que buscamos. Palabra que merece la pena ... aunque sólo sea porque es más rápido que meter las cosas en el congelador ... y "familiarmente inocuo" porque la parienta no interviene.
cojinete frappé... jajaja qué bueno
ResponderEliminarcojinete frappé.... jajaja qué bueno
ResponderEliminarAgustín se me ha adelantado en el comentario, así que me suscribo al suyo. ¿No has pensado en hacer alguna entrada sobre "truquillos" de apertura y cierre de motores?.
ResponderEliminarDime exactamente la medida de las tóricas que pasado mañana voy a Delicias así que me paso por Grema y compro cuarto y mitad. Si hace falta alguna cosa más de allí, let me know.
ResponderEliminarLa Impala parece que progresa adecuadamente. A ver si sirve de ejemplo a la CG y ésta se rinde de una vez. ¿No se da cuenta de que está rodeada?.
Un invento lo del spray. Hasta ahora, sólo lo había visto utilizar para pinchazos de toxina botulínica. Jamás hubiera imaginado esa técnica para encojer cojinetes. Quizá porque a mi edad me precupo más de técnicas que agranden :-)
Por partes, pecadores.
ResponderEliminarAgustí ... debe ser el hambre que tengo con la dichosa dieta. Al final todo se me vuelve a la misma idea. Prefiero pensar eso a concluir que el bajo vientre sólo vale ya para rodearlo de grasa, como insinúa malvadamente José.
Fernando, tienes toda la razón, y queda prometido. Aunque me temo que sólo podré hacer algo congruente sobre Montesa, porque mi experiencia con las Ossa es corta y con las Bultaco inexistente.
Hermano en la fe, la TG está rodeada por todas partes, aunque se resista la muy cabrita. Lo que sí es cierto, es que me ha hecho aprender muchísimas cosas. A ver si finalmente la cosa cae del lado que debe.
"Frappé", jajajaja !!!.
ResponderEliminarComo Ferràn Adrià y la Coixet lean este post, te veo en el anuncio de Estrella Damm del verano que viene !
Un spray más en la estantería del taller...además cocinar me gusta casi tanto como las motos !
Yo abandoné la cocina tras dos años de piso de soltero. Aprendí a hacer de todo, pero me aburría.
ResponderEliminarNo sé como no me dio el escorbuto después de tantos congelados como me comí. Probablemente porque la mayonesa de bote tuviera vitaminas.
Curioso...en mi caso fué justo al contrario. Acostumbrado a los guisos de mi madre, cuando me fuí a vivir solo y a 60 Km de Barcelona, después de 2 meses de congelados decidí que eso ni me gustaba ni tenía que ser muy sano.
ResponderEliminarMe puse a cocinar, se me daba bien y sigo cocinando. Menos mal, porqué si dependiese de mi querida esposa estaríamos cenando "Corn Flakes" a diario...;-)
Yo cocinaba bien. Incluso cosas complejas del tipo "guiso". Por supuesto, dominaba el horno completamente y todas esas cosas. Al punto que, mientras Myriam opositaba, más de una vez le llevé comida casera hecha para que comiera bien.
ResponderEliminarNo sólo eso, sino que incluso aprendí a planchar.
Pero nada de eso me gustaba en realidad, y llevo años sin cocinar. Para no mentir, hace cuatro o cinco, mis hijos se despichurraron de risa oyéndome decir que yo sabía cocinar, y me vi en la obligación de hacerles unos macarrones al horno.
Desde entonces, cada vez que lo recuerdan, me piden que se los repita.
Van listos.