Ayer di mi primer paseo en la King reconstruida. Sigue siendo tan cómoda, dulce y agradable como la recordaba. Tal vez la única variación es el sonido, que a mis 18 nacía de un escape Cota mucho más tapado, y ahora sale de su tubo original, y recuerda más a la Impala.
El caso es que fotografiando detalles esta mañana, pensé que igual tenía interés darle un repaso a algunas de las cosas curiosas de este modelo tan especial. Y por empezar por algún sitio, lo hice con las ruedas.
Mirando con atención la de delante, comentaré cuatro cosillas, que están marcadas en la foto.
La primera, que los radios vienen montados con unas arandelas, tal como refleja el libro de despiece. No sé qué razón técnica hay para ello, como ignoro el porqué de los 72 agujeros en los tambores, que los hacen diferentes de los de 36 de Impala, pero son un detalle curioso más.
La segunda, que los cables son grises, cosa que empieza a ser dificil de respetar en la actualidad. De hecho, los originales llevan un engrasador embutido en la funda, como se verá en alguna de las fotos que iré subiendo.
La tercera, que las llantas Akront que montaba son las "punto amarillo" de talón alto reforzado, cosa que es consistente con el uso al que se destinaban estas motos.
La cuarta que, para mi verguenza (ver el ángulo de la leva en reposo), la mía necesita ponerle unas zapatas de freno con algo más de grosor para compensar los kilómetros que llevan esos tambores en sus pistas de frenado.
Y si merece la pena echar un ojo a la delantera, la trasera también tiene sus cosas curiosas. Vamos con ellas. La primera, que los tornillos son autoblocantes. Puede que hoy llame menos la atención, pero recordad que estamos en el año 1.970.
La segunda, el embellecedor cromado que protege el plato. Muy al gusto americano, como decían las revistas de entoces.
La tercera, que el brazo derecho del basculante sirve de depósito de aceite para lubrificar la cadena, tal como en las Cota 247 de la época (aunque aquí sólo vemos el tornillo de apertura y no el de recarga que está más adelante).
La cuarta, que las arandelas siguen presentes en esta rueda trasera, donde también disponemos del doble de perforaciones de las necesarias.
Y la quinta, que la moto montaba los Firestone "de espiguilla" que por dibujo y perfil se adelantaron claramente a su tiempo.
Supongo que se nota demasiado que estoy chocho con mi moto ... pero como dice Jesús, "para tener una japonesa de esas sólo hace falta dinero, pero una King ... es que no las hay".
domingo, febrero 12, 2006
Restauración de mi Montesa King Scorpion (VII)
Etiquetas:
King Scorpion,
restauración
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Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.
Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.