martes, agosto 02, 2022

Limpieza de motor y prueba de micro amoladora neumática en la Impala 2

Desde que se hizo el motor de la Impala 2, allá por 2018, no había tenido necesidad (gracias a Dios) ni tiempo de abrirlo. En parte porque las pocas veces que estoy en la estepa últimamente están más que adjudicadas a otros proyectos, pero también porque iba tan bien que no lo pedía. Aunque este año me he encontrado con un arranque de vacaciones atípico que incluía dos días completos a mi disposición junto al taller, y pensé que era una oportunidad estupenda para levantar la culata y dar un vistazo al interior del cilindro.

Lo cierto es que da un poco de pereza porque, aunque la culata salga sin más problema que usar un vaso de 17 mm en sus cuatro tuercas, la Impala es delas pocas Montesa que lleva espárragos para el cilindro, y eso implica que sacarlo te obliga a retirar el depósito de gasolina e incluso la bobina de alta para poder quedarte con el conjunto en la mano. En la imagen se puede ver el inicio de la operación:


Usando una luz adecuada hice una foto del interior del cilindro que sigue en buen estado, pero que también me permitió ver que la cabeza del pistón había acumulado bastante carbonilla. Lo cierto es que han sido unos cuantos miles de kilómetros y los últimos con una proporción de aceite superior a la habitual. No hice una foto de eso, pero estaba todo el interior absolutamente lubricado, que es un modo elegante de explicar que me puse de pringue hasta el alma mientras lo retiraba. Está claro que no corrimos ningún riesgo mecánico pese al calor de la última Impalada.


La cabeza del pistón, tal como se veía en la foto de arriba tenía bastantes depósitos de carbonilla, pese a que el 95% de su uso se ha empleado Castrol R1 sintético que, supuestamente, deja menos residuos que los antiguos minerales. Más vale no pensar en lo que hubiera encontrado en la época del Sopral. 



Un par de trapos para impedir que cayera carbonilla al cárter y el pistón se rozara con los espárragos, segmentos fuera con cuidado (lleva dos en forma de ele) para no dañarlos, y herramientas sofisticadas para limpiar la cabeza y las gargantas
. En la imagen de abajo podéis ver la primera: un palo afilado para no rayar la cabeza. También se aprecian las marcas que hice para saber dónde estaban las puntas de los segmentos y facilitarme el montaje. Lo que no sale en ninguna foto es el bote de WD40 y el cepillo de latón con los que terminé de retirar toda la suciedad y dejarlo casi como de fábrica:


Y ya metidos en faena, decidí darme el gusto de pulir un poco la culata. No buscando prestaciones ni nada por el estilo, que sé que ahí tengo perdida la partida con el rutilante interior de la Impala Sport de Nacho Bartlett, sino por el puro placer de verla brillar un poco. Tal vez ayude a que se mantenga en buen estado más tiempo, pero eso no lo sabré hasta cuando dentro de unos años (o eso espero) llegue el momento de volver a levantarla.



Y ya que tenía el cilindro fuera y que, casualmente, había comprado en Amazon una micro amoladora neumática y unas fresas para metal, estaba claro que los planetas se habían alineado y el universo me mandaba un mensaje claro: era el momento justo de encarar bien el conducto de admisión, que tenía algún escalón abrupto (abruto, que diría el recordado Pepiño que perseguía a los corrutos) que perjudicaba el flujo de gases
. En la secuencia siguiente podéis ver algunas imágenes de la operación:


Lo cierto es que el conjunto de fresas y micro amoladora funcionan mucho mejor que una Dremel. Eso sí ... si la vais a comprar, ojo que no se puede conectar directamente a un compresor, porque el adaptador que trae de fábrica no encaja bien con los enchufes de un cuarto de pulgada habituales y hay que hacer algún inventillo. Pero aquello come que da gusto:



Y no os doy la lata mucho más, que es Agosto y no debe uno ensañarse con los seguidores, si es que me queda alguno. El caso es que la moto ha quedado más que lista para venirse a la playa unos días como todos los años.


¡Que tengáis el mejor de los descansos posible!

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Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.