Una de las cosas que tiene ir cumpliendo años es que la familia va necesitando progresivamente menos de uno. Excepto por lo que al patrocinio se refiere, quiero decir. Pero el resultado práctico es que, entre que una tiene clase de chino, el otro una presentación el miércoles y la otra una idea de negocio a discutir con sus compañeros, te queda poco por hacer excepto quitarte de en medio antes de que a la madre de los tres se le ocurra alguna idea brillante que te afecte directamente.
Y como el sábado era uno de esos días, aproveché el camino en solitario a la Estepa para pasar primero por el Brico Depot de Getafe a comprar algunas cosas que necesitaba, y de las que no formaban parte las dos llaves acodadas del 11 repetidas que me llevé en un despiste. (¿Hay alguna cosa más estúpida que comprar repetida una llave del 11?)
Idioteces incluidas, a eso de las 11 de la mañana estaba en la Mancha con un sol espléndido y una temperatura de las que dan gusto. Pero había cosas pendientes por hacer, producto de la misma genialidad que me hace comprar las llaves del 11 a pares. En el último día en la Estepa monté el basculante de la Cota 304 sin haber puesto previamente la pata de cabra, y había que arreglarlo antes de irse al campo. El problema está en que el tornillo allen que fija la pata al basculante tiene la cabeza cónica y sólo puede ser instalado en una posición. Posición en la que no entra con el basculante montado en la moto, porque el tornillo toca en el chasis.
Afortunadamente, poniendo la moto en el elevador de campo basta con retirar uno de los tornillos de las bieletas de la suspensión para que el basculante descienda en un grado suficiente como para permitir la entrada del tornillo en su alojamiento. El siguiente problema era inmovilizar el tornillo para fijar la tuerca autoblocante que lo fija, pero afortunadamente las llaves Bondhus que uso son muy largas, y al llevar bola en el extremo admiten su empleo con un cierto ángulo. Así que problema resuelto, basculante montado de nuevo y a la calle a disfrutar ... aunque con prudencia porque iba solo.
El río baja todavía con poquísima agua, de modo que pude cruzarlo bajo el puente de la carretera sin más consecuencias que dejar las ruedas llenas del barro gris pegajoso que queda en el cauce cuando aún no secó del todo. Creo que en la foto se ve el color perfectamente.
Y lo que también se ve es que el guardacadenas queda bien y el basculante se ve bonito después de la pintura del fin de semana anterior. De hecho, lo menos lucido en la foto son el guardabarros delantero (que está muy decolorado) y el manillar. Incluso la tapa del cárter no quedó mal pese a ser mate en lugar de satinada la pintura que le di.
Aquí podéis ver por la derecha como el guardabarros está muy feo. Así que lo cambiaré cuando tenga oportunidad de comprar uno sin dejarme la herencia de los niños en los gastos de envío.
No hay fotos de acción porque iba sin compañía, pero la conclusión es que la moto es muy ligera, que frena muy bien de delante, y que tiene un motor muy alegre. No creo que hiciera menos puntos con ella en un trial que con la 247 o la 349 a las que estoy acostumbrado, pero creo que me cansaría menos.
El motor no va tan lleno como el de las tres y medio, pero tampoco va queda tan justito como el de la 200, que te lleva a hacer las zonas mucho más deprisa. Aquí tienes suficiente regularidad abajo como para poder conducir tranquilo y pensando, y una estirada muy limpia cuando abres el gas con decisión. No quiero ni pensar en cómo serán las cosas con la 307 y sus láminas y el Dell Orto en la admisión. Probablemente otro mundo.
Lo que sí he notado es que la moto humea notablemente, con lo que el próximo fin de semana probablemente me anime a abrir el motor por la derecha para cambiarle el retén del cigüeñal. Así elimino aprovecho, pinto la tapa y la dejo con con aceite nuevo para poder tenerla de lo que quería, que es "moto para todo el que quiera una moto sencilla de llevar".
Por la tarde aproveché para desmontar el manillar y pintarlo chapuceramente con un spray. Que ya sé que no es lo suyo, pero es que cada vez que lo miraba me rayaba las tripas lo feísimo que estaba. Ahora el problema han pasado a ser el depósito del líquido de frenos y el mando del gas, que están también para repasar de pintura. Es lo que tiene empezar a tocar cosas, que sabes por dónde arrancas pero no dónde terminas.
Aunque no se vea mucho, en la última imagen la moto lleva ya montada su piña de conmutadores nueva que me entregó Ramón cuando la recogí y el manillar está pintado.
Creo que el próximo fin de semana estaremos de nuevo por la estepa, de tal modo que probablemente sea el momento de dejar cerrado el capítulo "Cota 304" y pasar a otros proyectos que están más necesitados de tiempo.
Acabo de comprobar que no me funciona el feeder o como se llame y no sabía que estabas publicando entradas en tu blog. Pensaba que la sequía bloguera había llegado también a La Mancha.
ResponderEliminarEsa moto puede ser una muy buena opción para pasar una divertida mañana con poco riesgo de problemas mecánicos. Al menos, el motor sonaba muy bien. ¿Y si nos hacemos un trial "social" con unas pocas zonas, 304 vs TLR?
Pon fecha.
EliminarY estoy seguro de que Tron estará encantado de apuntarse para probar la 304. Lástima que Álvaro no llegue hasta Navidad.
Pues este año, ni eso. Vendrá en verano, Dios mediante.
ResponderEliminarEs lo que tiene la Universidad. Y el verano es el peor momento posible para irse a la estepa a montar. Así que el social cuando quieras. Ya verás que igual terminamos probando una moto azul con un encendido nuevo.
Eliminar:-)