domingo, octubre 07, 2012

Repasando un freno de tambor

Fin de semana previo a la Montesada, y par de días en la Mancha con tiempo por delante y sin compañía para salir al campo un rato, porque mis hijos no vinieron y José María se quedó en Madrid. Así que aproveché para hacer alguna de esas cosas que nunca se hacen porque ni son problemas graves ni encuentras el momento. Le metí mano al freno trasero de la Cota 247 Mk-IV de mi hijo, que venía enganchándose y frenando mal desde hace muchísimo tiempo.

Parece una tontería, pero la sensación que nos transmiten los mandos tiene mucho que ver con la impresión que nos produce una moto. Por bien que marche el motor y las suspensiones, si los cables de freno, embrague y gas no son cómodos, la moto nos causará una mala sensación. Y en el caso de una trialera, el funcionamiento errático de un freno trasero puede convertir en pesadilla lo que pudo haber sido una agradable mañana en el campo. 

Así que pusimos manos a la obra, y ya que sacábamos la rueda para engrasar los mecanismos, decidí cambiar las zapatas para asegurarme que no volviera a tener problemas en mucho tiempo. Lo primero es sacar la rueda y disponer del recambio adecuado. En mi caso, unas zapatas nuevas de marca Agpa que estaban en casa como "fondo de garaje", dado que son el mismo modelo para muchas de nuestras Montesas de trial. Si os fijáis, la foto está mal hecha y por el efecto perspectiva parece que las zapatas originales son más grandes que las nuevas. Al menos, la foto vale para apreciar la cantidad de óxido y suciedad que había en el interior del tambor una vez desmontado.


A continuación toca sacar las zapatas, que es una de las operaciones en que se puede llegar a sufrir muchísimo cuando se ha hecho pocas veces. Desde espachurrarse un dedo hasta pellizcarse o arañarse son sólo alguna de las opciones de lesión que el desmontaje de las zapatas nos puede llegar a proporcionar. Por eso, vale la pena trabajar con unos buenos guantes de taller, y echarle paciencia, precaución y ... algo de método.

El camino más corto, en ocasiones, es usar el "Brake expander tool" que puedes comprar en Hitchcocks Motorcycles. Que viene perfecto para las zapatas de Impala, que son muy grandes. Lo puedes ver en la foto de abajo.


Su funcionamento es muy simple: apoyas cada uno de los perfiles en uve sobre el canto de una zapata y desenroscas el cuerpo en forma de hexágono, con lo que se van separando ambas zapatas, que quedan libres de sus ejes y se pueden sacar como un conjunto.

Pero como las zapatas de Cota son muy pequeñas, no es una opción, y hay que recurrir a otro sistema que da buen resultado en muchas ocasiones, y que se ve en la foto de abajo: se levanta una de las zapatas para facilitar la salida del conjunto sin necesidad de desmotar los muelles.


Hecho esto, y una vez que nos hemos quedado con las zapatas en la mano, hay que sacar la leva y el eje para poder limpiar a fondo y engrasar.


El resultado de la foto de abajo se consigue con un poco de lija fina y paciencia.


A continuación, grasa de cojinetes en una cantidad suficiente ... pero sin pasarse, porque si no, podría llegar al tambor y fastidiar los ferodos.


Se monta de nuevo el conjunto, recordando engrasar también las superficies del eje de apoyo, y las caras de las levas que estarán en contacto con las zapatas.


Y finalmente, se monta la rueda de nuevo. Dado el montón de cosas que llevan las de las Cota, vale la pena apoyarla en algo que nos simplifique la tarea. En este caso, un buen tarugo de leña que teníamos a mano hizo sencillo el montaje:


Y ahora sólo falta apretar de nuevo el tirante de reacción, poner la cadena, centrar la rueda y probarlo. En el caso de esta moto, que enganchaba el freno en cada frenada, el resultado ha sido el esperado: ahora funciona con toda la suavidad que tenía el día en que la estrenaron.

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Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.