Como ya conté hace unas pocas de entradas, a la Cota 49 de Cecilia hubo que rectificarle el cilindro por culpa de un clip del pistón que salió de su sitio y rayó por completo la camisa, además de quedarse incrustado en un lateral del pistón. Como no había una prisa excesiva, opté por dárselo a mi amigo Jesús para que lo llevara a Ciudad Real, donde queda un rectificador "de los de toda la vida", que suele tener material interesante. Y acertamos: resultó que tenía en su almacén un pistón Tarabusi en primera sobremedida que era el ideal para nuestros propósitos. Y además de esto, rectificó el cilindro para que lo pudiéramos usar sin problema.
En la foto, el pistón recién montado en la biela. Al no tener un objeto contra el que comparar, es complicado hacerse una idea de su tamaño. Pero cuando lo tienes en la mano, entiendes por qué se llamaban "tazas de café" a las motos que participaban en los Grandes Premios de velocidad dentro de la categoría 50 cc. El pistón es muy pequeñito comparado con los de 250 y 350 con que estoy acostumbrado a lidiar. Y lo mismo pasa con el bulón, los clips, la jaula ... acaba uno con la sensación de estar haciendo una maqueta más que arreglando una moto.
Y ya que estábamos, aproveché para pintar un poco (aunque bastante chapuceramente) el cilindro, y arenar la culata con microesferas de vidrio para que al aluminio recuperase un poco su aspecto original. Y os ahorro fotos del "antes", porque la papilla de Sopral al 4% + tierra extremeña que tenía por todos lados no es de las cosas con las que a nadie apetezca lidiar. Espero que no os parezca demasiado lamentable el resultado final. Sí, ya sé que lo ideal hubiera sido cambiar las microesferas por corindón y arenar el cilindro por completo antes de pintarlo. Pero hay días en que uno no está para florituras, y hoy era uno de esos.
Sé que no es gran cosa para una mañana de domingo. Pero también pulí un guardabarros delantero después de limpiar ni se sabe cuanto aceite de horquilla mezclado con polvo que tenía por toda su superficie. Y sobre todo, organicé un poco el taller, que llevaba demasiadas horas de trabajo sin hacerle nada.
Por lo demás, no mucho que contar. Ayer por la tarde había colocado una segunda lámpara, pero esta vez colgada del techo. La primera la puse de prisa y corriendo, y sin tener escalera, con lo cual la dejé en la pared, y no era suficiente para una habitación tan amplia como este garaje. En este caso conseguí una escalera con la que llegaba a los casi cuatro metros de altura que tiene el techo, y la puse en el lugar correcto para que nos saque de apuros cuando anochezca.
Si la cosa se da medio bien, puede que para el fin de semana próximo tenga el chasis de la 49 pintado y sus ruedas listas para montar. Espero no olvidarme de comprar los retenes de la horquilla para poder montarla con el hidráulico activo.
Seguiremos informando.
domingo, abril 25, 2010
2 comentarios:
Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.
Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.
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Pues para no estar para florituras, esa culata tiene muy buena pinta.
ResponderEliminarYo también creo que habría utilizado corindón...si supiera qué es eso.
La verdad es que tienes razón, no has hecho gran cosa. Otro habría terminado una King, revisado la Commando, dado un repaso a las Ossas de colores y solucionado lo de la deuda griega. Sólo por haber instalado la lámpara allá arriba sin ayuda yo estaría encantado.
A ver qué pasa el próximo fin de semana.
La culata quedó mejor que el cilindro, de largo.
ResponderEliminarEl corindón es otro tipo de abrasivo cuyas partículas son angulosas y valen para arrancar óxido y pintura de metales férricos, porque el aluminio se lo come. Pero hay que vaciar la cabina entera, guardar las esferas y poner el corindón. Mucho lío para un cilindro.
La Commando la arranqué porque la batería no está para muchos excesos. Y me di cuenta de que está baja de aceite y tengo que reponerlo si vamos a dar una vuelta el domingo. :-)
Y lo de la lámpara sí que fue una pequeña odisea, porque la escalera es alta, la lámpara grande, y trabajar sin ayuda, un rollo. Tengo las manos llenas de cortes de los cantos de metal que lleva interiormente. Pero ya hay luz, que era importante. Y calefacción. Acabaremos poniendo una nevera. Aunque no creo que este fin de semana.