No sé si compartís mis sensaciones, pero en la vida de un apasionado por los hierros viejos no sólo son los hijos quienes te hacen sentir el paso del tiempo, sino también los proyectos aplazados. Unas veces son tan sencillos como esos platinos que no llegaste a cambiar, y otras la vida se te complica tanto que se te quedan motos completas muertas de risa en un rincón, a las que no falta tanto para devolver a la vida.
Si tienes la suerte de no escribir, puedes aplacar la sensación de que la vida vuela con un cálculo erróneo ... "hace lo menos cinco años que dejamos la King Scorpion de Carlos parada" ... Pero cuando vas contando tus historias en un blog, te basta con hacer una búsqueda para enfrentarte al hecho que son 16 los años que han pasado desde que aquella moto desembarcó en Barcelona camino de la Estepa. Y sospechas que la cifra debe coincidir con el momento en que nuestras vidas empezaron a enredarse con las de nuestros hijos, y a dejarnos menos tiempo del que necesitábamos para aplicar a otras cosas que no fuera el patrocinio de la prole.
Pero tras esos años de llenar nuestras vidas, ahora son ellos quienes deciden que no tenemos cabida en las suyas y nos dejan recuperar ése tiempo que no pudimos volcar en nuestros proyectos parados. Que es justo la historia que os cuento hoy: de cómo acabamos en la Estepa una mañana de domingo Carlos, Trasto y yo para cambiar un encendido y retomar su King Scorpion.
La semana anterior pasé por el pueblo de mi santa y me puse a sustituir (por fin) los platinos de la Cota 200 por un CDI RM Lightning para olvidarme por fin de problemas. Igual alguno de vosotros recordará que con ella descubrí la diferencia entre un condensador cruzado y uno derivado a masa, y que hace seis años sustituí su condensador por uno de electrónica que situé en la pipa de dirección para prevenir fallos por calor y vibraciones. Desde entonces, no había planteado problemas: arrancaba bien, iba muy fina en bajas revoluciones, y aunque no se ha usado mucho, siempre estuvo disponible para salir al campo a dar una vuelta. Pero tenía guardado para ella un CDI que nunca llegué a instalar, porque otras cosas más urgentes se interpusieron en el camino. Pero finalmente encontré el hueco el sábado pasado, y me puse a hacer el reemplazo sin contar con la complicada accesibilidad mecánica de la 200, que sumada a ir justo de tiempo, me dejó a medias. Fijaos en la foto, donde se ve que tuve que sacar el escape para poder usar el micrómetro para la puesta a punto:
No es sólo que falte la batería, sino que la instalación está a falta de algunas partes, con algunos conectores chapuceados (si amplias verás que algunos faston planos se sustituyeron por conectores de tipo bala) y con las fundas grises absolutamente quebradizas. De tal modo que tomamos la decisión de sanearlo a fondo, reutilizando todos los componentes originales que pudiéramos salvar. Así que nos tiramos un buen rato retirando fundas antiguas, enrutando cables por las nuevas (afortunadamente tenía funda gris en el stock del taller), y cortando y reponiendo los fastons y sus aislantes al acabar la faena.
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Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.
Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.