lunes, junio 06, 2016

Arreglando un GPS Tomtom Urban Rider V3

Entiendo que parezca absurdo dedicar una entrada a un GPS en un blog de motos clásicas, pero tengo un par de buenas excusas para ello: la primera, que fue un instrumento importante en la pasada Impalada (y en mi vida diaria), y la segunda, que ya es casi un aparato "clásico", porque se trata de un Tomtom Urban Rider V3 que tiene unos años  (lo compré en diciembre de 2011).



En el lustro que llevo con él me ha dado buen servicio moviéndome por ciudad aunque, cuando se trata de hacer viajes, su software es patético y requiere de programas de terceros (Tyre) para poder gestionar rutas. Visto que la batería empezaba a durar menos de la cuenta, y que el soporte con que vino se había estropeado (saltó el mecanismo que mantiene fijo el aparato contra la base metálica que lo soporta con lo que llevaba unos meses vibrando y haciendo un ruido muy desagradable) estuve pensando en comprar un Rider de la serie 40/400 que acaban de salir a la venta, pero las críticas que he leído no eran tan positivas como para meter 400 euros en un aparato dudoso.

Así que decidí meterle mano a los problemas del mío. Y el primero era localizar una batería de recambio, así es que me fui a Amazon y por menos de 15 euros encontré una maravillosa batería china perfectamente compatible con el GPS, que en cuatro días estuvo en casa.


Y en cuanto la tuve, destripamos el invento, para lo cual necesitaréis un par de destornilladores Torx inviolables en medidas T6 y T8 que, en mi caso, forman parte de un kit comprado en iFixit hace años para desmontar ordenadores.


Hay que tener en cuenta que, además de los cuatro Torx T8 que se ven en la periferia del aparato, hay otros dos T6 bajo unos protectores de goma que los cubren, pero que se pueden retirar con un destornillador fino:


Hecho esto, se levanta la tapa trasera para ganar acceso al compartimento de la batería:


Y ya es sólo cuestión de reemplazarla, conectar los cables, cerrar los tornillos y ponerla en carga. Con lo cual tenemos resuelto el primer problema, que era la batería.

Ahora falta ver qué hacemos con el soporte. Y la primera opción es irte a Ebay para encontrar uno original, al bonito precio de 35,99 euros + 12 de gastos de envío. Que además no llega a tiempo para el viaje.


Pero lo cierto es que me da pánico llevar el GPS bailando. Y me preocupa la combinación de carreteras secundarias bacheadas + suspensión delantera de recorrido corto de la Impala 2. En la R1200GS el telelever se lo come todo, pero en la Montesa las cosas no son tan fluidas. Así que me decidí por hacer la chapuza que se puede admirar aquí:



Tan sencillo como agarrar un sobre de goma Sugru y pegarlo en los lugares en que el GPS toca con el soporte metálico para fijarlo y absorber vibraciones. Y parece que la cosa queda bien.

Estoy tan contento que igual hasta me estiro y compro la actualización de mapas a Tomtom, que me han hecho una oferta por 35 euros al ver que he merodeado por su web estos días de atrás. A veces lo del retargeting en Internet tiene sus ventajas. Eso me pondría la inversión en unos 50 mortadelos. Que, a cambio de prolongar la vida un par de años a un cacharro que me ha dado buen servicio, no me parece mala opción.

Ahora sólo falta perder unas horas peleando con el Tyre para diseñar las rutas definitivas y cargarlas en memoria, y ¡a por la Impalada 2016!

4 comentarios:

Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.