domingo, marzo 27, 2011

(último) Pinchazo en hueso con la Cojones Grandes

Hoy volvimos a la carga con la 247. Abrimos motor en canal y comprobamos como, recién abierta, el cambio no engranaba la tercera correctamente, tal como había sucedido en la prueba real del fin de semana pasado.

Desmontamos, recomprobamos posiciones de los rodillos y vimos con claridad que estaban correctamente colocados.

Recolocamos la arandela fantasma entre los piñones de segunda y tercera, y retiramos (para compensar) una de las que iban montadas en el extremo derecho del tambor de selección.

Tras hacer esto, probamos a cambiar manualmente chequeando como las horquillas desplazaban correctamente los piñones del cambio, y vimos que engranaba correctamente todas las velocidades sin un mal ruido parásito.

Cerramos, montamos, arrancamos, y de nuevo pinchazo en hueso: la moto cambia perfectamente de primera a tercera. Y también la quinta. Pero la cuarta da tirones ahora. Y yo no doy más de mí. Creo que el fallo tiene que estar en el desplazable de cuarta. Algo lo hace saltar cuando trabaja con carga real, y yo no supe verlo moviendo a mano. 

Pero si abro ese motor una vez más, me da un telele.

domingo, marzo 20, 2011

Crónica de una desilusión

Tiempo maravilloso el sábado 19. Día del padre por más señas, con un sol estupendo y una mañana de esas en las que el cuerpo te pide ponerte el casco e irte al campo antes que meterte en el taller con los guantes de trabajo. Y por lo vivido luego, hubiera merecido la pena hacer caso a lo que nos pedía el cuerpo en lugar de intentar poner en marcha la bendita "Cojones Grandes", que va a tener que ser reajustada como "Cojones Inmensos". De estar todavía Margaret Thatcher en activo, hubiera hecho un gran papel esta moto como vehículo oficial de la premier británica. Tal para cual.


El caso es que pongo el vídeo por habérselo prometido a Jaume, y pese a la falta de calidad que tiene en esta ocasión (no sabemos cual es el motivo por el que las grabaciones del HTC de José María dan un toque venusiano a la realidad). Pero de haberme dejado llevar por lo que siento, en lugar de editar el vídeo y añadir una entrada al blog contando la historia que hoy toca relatar, hubiera agarrado una botella de alcohol duro para ahogar mis penas en ella. O para darme un botellazo con ella en la frente, por burro.

Dejábamos el motor el otro día en el elevador, puesto al lado del chasis, el cilindro montado, la transmisión a medio camino, y todo preparado para no tardar mucho en poner encendido, cerrar cárter y probar a arrancarlo en poco más de una hora. Y así ha sido: trabajando en equipo con un José María que es ya un mecánico bastante solvente, en muy poco tiempo lo tuvimos todo listo. Yo me encargué del costado derecho montando encendido, cadena y mecanismo de retorno del arranque, mientras José María cerraba la tapa de la transmisión primaria y atornillaba el carburador.

Tras poner la palanca de cambio -que daba buen tacto al jugar con ella manualmente- monté la de arranque ... para tener la primera evidencia de que había metido la pata. Porque la palanca iba muy hacia atrás sin efecto alguno sobre el arranque, muestra inequívoca de que me había dejado mal colocado el mecanismo. Concretamente, la rueda dentada que mueve el piñón de arranque para hacerlo funcionar sobre el piñón de tercera velocidad, la había dejado mal puesta, de modo que la palanca bajaba muchísimo antes de mover el cambio. Marco en rojo la dichosa rueda para que quede claro cual es el origen de mis males.


Lo peor del caso, es que se trata de un error común en el montaje de estos motores, que lo había oído comentar muchas veces a muchos amigos ... y que yo no había cometido hasta la fecha. Pero se ve que cuantas más ganas de hacer las cosas bien, más probabilidad de liarla parda. Para aquellos de vosotros que queráis hacerlo algún día, no es complicado. Se trata de asegurarse de que nada más mover el eje manualmente desde su posición de reposo, el muelle 2.65.003 empuje la rueda dentada 2.65.011.1 contra el piñón 21.65.117.1T, que a su vez trabajará sobre el piñón fijo de la tercera velocidad, y a través de él y del embrague y la primaria, sobre el cigüeñal para arrancar.

De hecho, que el arranque se produzca sobre el cambio es lo que motiva que estos motores no puedan ponerse en marcha con una velocidad engranada. Si lo intentamos, al coger el embrague, se perdería el contacto con el cambio y no podríamos mover el cigüeñal. En los motores pequeños, sin embargo, como el arranque trabaja directo sobre la primaria, puedes arrancar con una velocidad engranada con sólo pulsar el embrague. Lo mismo sucede en la Cota 330 y la 335, últimas mecánicas de trial derivadas del motor Impala. Pero ésa es otra historia.

A lo que iba ... nos dimos cuenta de que el mecanismo de arranque estaba mal montado, justo antes de poner la moto en marcha. Y pese a ello tomamos la decisión de arrancar, para ver como iba el resto de la mecánica.

El arranque fue rapidísimo. Señal de que la puesta a punto la dejamos clavada y la carburación no va mal del todo. Pero no quedó ahí la maldad de la puñetera moto, no. También fue perfecta la introducción de la primera velocidad: el selector trabaja suave, no hay ruidos mecánicos extraños, y la moto tiene un muy buen tacto. Igual cuando cambias a segunda. Todo perfecto. El problema está cuando pones tercera velocidad, y el cambio empieza a dar unos tirones horribles (es como si intentara cambiar ella sola entre tercera y cuarta). Porque si subes hasta quinta y la haces andar en ella, vuelve a tener un comportamiento impecable.

Es decir, que en buena lógica, lo que sucede es que cuando se mueve la horquilla 21.64.078 para desplazar al piñón 21.64.048.1 que debe engranar con el piñón libre de tercera velocidad situado a su izquierda en el diagrama, empieza a montarse el show que el vídeo refleja como cambios de régimen aleatorios.


Es decir ... que toca volver a abrir en canal la moto para ver qué diablo pueda pasar con todo ello. Y la cuestión es que cuando desmonté el cambio por primera vez, la moto llevaba una arandela de ajuste entre los piñones de segunda y tercera (21.64.050.1 y 21.64.049.1) que retiré porque no figura en ningún despiece que yo haya visto. ¿Habrá que volverla a poner?

El próximo fin de semana, si no me he vuelto alcohólico por culpa de esta historia, más.

sábado, marzo 12, 2011

Seguimos con nuestra cruz a cuestas

Si hay una moto que me haya vuelto loco en mi vida, esa es la Cota 247 MkI de José María, más conocida entre los amigos como la "Cojones Grandes", sin duda el apelativo que mejor le cuadra.

Desde hace tiempo venimos contando a ráfagas alguno de los episodios intermedios en el proceso de recuperación de esta moto. Y a veces pienso que si no fuera por el respeto que me dan las cuestiones religiosas, podría haber llamado a esos episodios los "Misterios Dolorosos" de la puñetera Cota. Misterios porque no han sido pocas las veces en que nadie estaba seguro de qué le sucedía al dichoso cacharro. Y dolorosos porque unas veces nos han tocado la moral, otras la cartera, y a veces ambas cosas a la par.

Omitiré el relato completo de nuestras desdichas para no poner triste a nadie, pero sólo a título ilustrativo, enumeraré alguno de los momentos Nescafé que nos ha proporcionado. Creo que el primero fue el día que José María la llevó a la ITV y se le cayó la palanca de arranque, sin que en aquel momento supiéramos el porqué. Otro momento precioso fue cuando descubrimos que los apoyos del eje de arranque estaban rotos y soldados en mala posición (lo cual nos llevó a conseguir un cárter nuevo), o el que nos proporcionó descubrir que el cambio tenía más arandelas que un el morro de un punkie ... por no mencionar la cara que se nos quedó al cerrar los cárteres nuevos y descubrir que el eje de arranque no era el suyo y quedaba corto.

La penúltima visita al quirófano tampoco terminó bien. Una vez localizado un eje de arranque a estrenar, cuando cerramos el motor no hubo modo de conseguir que el cambio funcionara como se esperaba. Al final los problemas estuvieron en dos puntos distintos, como he descubierto hoy. El primero, que el pestillo que fija el tambor del selector estaba viciado. Para los que no se hagan una idea de qué pieza es, la marco en rojo en la hoja de despiece.


Una vez arreglado ese desperfecto, dejé cerrado el cárter por quincuagésimo sexta vez consecutiva, y me centré en el siguiente misterio, que afectaba al selector de cambio. Por alguna extraña razón, el tambor funcionaba correctamente al girarlo con un alicate, pero tenía un comportamiento peregrino cuando montábamos el selector e intentábamos hacerlo funcionar con la palanca de cambio. Lo más llamativo de todo era que había un "más allá" de primera velocidad, pese a que en el montaje hacía coincidir el punto del eje con la raya del peine de selección. Y con eso me he pasado una media hora larga esta mañana hasta que por fin he caído en que tal vez estuviera montando algo al revés. Y como no podía ser el peine, puesto que la raya sólo existe en una de sus caras, comprobé la pieza que queda debajo, a ver si era eso. ¡¡Bingo!! estaba al revés. Y lo peor es que sé que esa pieza tiene posición, y que la ranura de la izquierda debe ir más alta que la de la derecha. Pero al desmontar debió quedar al revés en algún momento y no caí en comprobarlo al montar. La marco en rojo, porque no sé cómo marcarla con fuego.


En fin ... que visto que aquello iba, me he animado y he puesto también parte de la primaria y las tapetas del cigüeñal con sus correspondientes arandelas y retenes. Y hasta he montado el cilindro y la culata para evitar volver a partir un segmento (otra de las putaditas que nos ha ido haciendo fue ésa y menos mal que tenía recambio). En este momento, el motor está exactamente así:


Y así lo dejé porque hoy no vino José María y me parecía feo intentar arrancarla sin él. Así que aproveché para dedicar un rato al segundo motor Impala, que ha ido avanzando a trancas y barrancas en los ratos muertos que nos dejaba la 247. Pocas veces he hecho un motor con menos sensación de continuidad mental que éste. Si arranca y medio va no me lo voy a creer.

Una de las cosas que tocaba era cambiar platinos y condensador. Mi amigo Andrés, de Recambios Záncara me había conseguido un juego de Kontact a estreno, y saqué el volante para mirar el estado de los que traía el motor de origen. Lo que me encontré me dejó un poco bizco, la verdad. El condensador soldado al cable de alimentación y a los platinos. Con un par.


Así que tocó coger el soldador para liberarlo. Y rehacer un poco la instalación metiendo funda termoretráctil para evitar los chispazos que podía producir el cable pelado que me encontré. De eso no hice fotos porque estaba ya con prisa por volverme a Madrid, donde tenía que estar a las cinco de la tarde. Me limité a cerrar con tanta prisa que me dejé la junta del cilindro sin poner, como puede verse en la foto de cierre.


En fin, que si Dios quiere, el próximo fin de semana intentaremos arrancar la Cojones Grandes de una vez. Y os prometo que lo haré con el corazón encogido. Porque si sigue sin ir bien, ya no sabré qué otra cosa se le puede hacer ... además de un exorcismo como el de Don Camilo al tractor soviético de Peppone.