domingo, marzo 29, 2009

Por fin, una Impala

Mi amigo Pim Terricabras siempre cuenta que Joan Cañellas, que dirigió muchos años los destinos de Montesa, decía que un buen montesista sólo necesita tres motos: una King Scorpion, una Cota 247 y una Impala.

Y a mi me faltaba una.

Pese a que tuve el privilegio de inaugurar mi A2 con una moto tan exclusiva como la King Scorpion con que abrí este blog, y que soy afortunado poseedor de tres Cotas 247, la Impala era mi asignatura pendiente. Pero es que sigue siendo una moto muy buscada y no es fácil dar con una en un estado mínimamente aceptable sin que se ponga en un precio disparatado.

Pero como pasa tantas veces, justo cuando pensaba no volver a buscarla, se cruzó una oportunidad interesante: una Impala bastante completa, pero que sobre todo tenía ITV ¡hasta 2010! Puesto al habla con su dueño, resultó que la moto estaba en Granada y había que traerla a Valdepeñas, que es donde él vive. A poco más de 50 kilómetros del resto de mis Montesas.

Pedí fotos, las vimos y la dejé apalabrada hasta que pudiera recogerla, cosa que sucedió esta mañana. Aquí las fotos de la llegada a casa:





La verdad es que la moto está muy entera. Arranca perfectamente, y el motor tiene poco ruido si se escucha desde un lado y casi ninguno si lo oyes desde posición sentado.

Ahora queda tomar decisiones. Nunca he cambiado piezas de una moto por las de otra, pero el guardacadenas original no me gusta, ni se refabrica en el color de fábrica, con lo que me parece que pondré plásticos de 175 Sport sin ningún cargo de conciencia.

El carburador que tiene es un Amal de 25 en lugar del IRZ de 22 que debía llevar. Pero es mejor, tiene más repuesto y no creo que se me ocurra cambiarlo.

Pondré neumáticos nuevos, gomas en los reposapiés, veré qué pinto, y poco más. De lo que realmente tengo ganas es de usarla lo antes posible.

A poco que se dé bien la Semana Santa, me la llevo a Madrid para usarla a diario.

Seguiremos informando.

sábado, marzo 07, 2009

¿Por qué no tendrá un "pause" la vida?

La Mancha. Marzo. Día fresco pero con un sol precioso.

Y una moto más bonita que el día y el sitio, que arrancó a la primera patada y estaba por la labor de agradar.

Como lo estaba mi hija, que vino conmigo e hizo aún mejor uno de esos días en que le hubieras dado al pause y te hubieras quedado allí.

Lástima que no se pueda.