Lamento empezar la serie sobre la Impalada 2022 con un puñado de datos, pero para escribir la crónica entera voy a necesitar tiempo y organizar las fotos. Que lleva un rato, de verdad. Así que espero que sepáis disculparme el ataque de concreción que tengo hoy, y esperéis con paciencia el resto de un parto que no sólo no tiene fecha, sino que ni siquiera es seguro.
Lo primero que puede que interese es saber qué significa "irse a la Impalada" desde el punto de vista de la moto. Y sobre sus propios valores (que luego veremos que no son exactos), lo que te sale es una tabla donde anotas los kilómetros hechos cada jornada, los consumos que has obtenido y haces una primera valoración. Que es importante para ir controlando si todo va como debe.
Y ahí podéis ver que en esta ocasión hicimos la mezcla al 2,5% de nuestro clásico Castrol, por aquello de que iba a hacer un calor muy fuerte y queríamos proteger la mecánica. Pero también que el primer día mi moto tuvo un consumo bastante más alto de lo normal; en parte porque iba algo larga (luego le bajamos la aguja un punto) y en parte porque en algún momento goteó gasolina por el aliviadero de la cuba y no me di cuenta porque siempre cierro el grifo al pararla.Al final consumí 80,36 litros de gasolina y dos litros de aceite en 16 botes, lo que da un promedio de 4,59 litros a los 100 km si aceptamos la lectura del cuentakilómetros, pero que son en realidad 5,16 si tomas los recorridos medidos por el GPS.
Según la tabla de arriba, que está hecha de gasolinera en gasolinera, porque siempre cerramos la jornada rellenando depósitos para no perder tiempo en la salida del día siguiente, las distancias que recorrimos cada jornada fueron:
Un total de 1.794 kilómetros en tres jornadas de cuatrocientos y pico, más una de algo más de quinientos, que fue la de la Impalada en sí. Pero si lo contraponemos con lo que dice la ciencia y analizamos los tracks del GPS, los datos son levemente distintos:
Los kilómetros se nos quedan en 1.600 en números redondos, con algo más de 38 horas de moto (incluyendo paradas), hechos a una "velocidad media" de 45 km/h (de esto hablaré un poco más abajo). Pero el truco está en que las 38 horas son horas en que el GPS tenía una ruta en activo, con lo que cuenta paradas a comer, a tomar fotos, repostar, etc.
Hay un dato mucho más emocionante para estas motos, que son los valores obtenidos por mi amigo Carlos desde su GPS de pulsera, cuya aplicación le da una información muy interesante. Os muestro la de los dos últimos recorridos, que demuestran lo bien que se puede viajar con una Impala.
Aquí los datos de la vuelta desde Can Rusiñol (lugar de celebración de la comida de la Impalada) hasta Alcañiz, donde hacemos siempre noche tanto al ir como al volver ... entre otras cosas porque Jose nos acoge en su "Trillero" como si estuviéramos en casa:
61,3 km/h de velocidad media y 73,9 km/h en movimiento en un tramo de más de 300 kilómetros, llevando en lo alto más de 100 kilos cada una entre piloto y equipaje. Nada mal para unas motos de 1965 y 1982.
Pero lo del día siguiente es casi más espectacular:
¡64,5 km/h de promedio y 74,5 de media en movimiento en casi 400 kilómetros! Que nadie vuelva a decirme que con una Impala no puedes viajar. Curiosamente casi calca el dato de velocidad máxima en poco más de 95 km/h ... producto de alguna bajada más prolongada de la cuenta, donde se te va un poco la cabeza. En el fondo, guarda relación con que intentamos elegir siempre rutas con la máxima cantidad de montaña posible. Podéis ver a lo que me refiero en los perfiles de etapa de los cuatro días que os pongo abajo:
En fin, que ya sé que es muy frío y muy aséptico todo lo que os cuento hoy, pero tal vez os dé una idea del esfuerzo (aunque se viva en términos de disfrute) que hay detrás los cuatro días de una Impalada.
El otro esfuerzo es el económico. Y tampoco es algo de locos. Calcula unos 200 euros de combustible, unos 35/40 la noche en los hostales donde paramos (mucho mejores que muchos hoteles europeos donde he estado, y donde te tratan con una amabilidad extrema, guardándote la moto sin sobreprecio si lo comentas antes), y no mucho en comer en ruta porque seguimos en un país donde entre 10 y 15 euros tienes un menú del día de lo más presentable. El total se te va a unos 400 euros incluyendo la inscripción por 4 días fantásticos ... siempre que escojas bien la compañía, que es lo más importante.
Pero esa será otra entrada de la serie sobre la Impalada 2022.
Genial tu estudio analítico de recorrido, consumos, velocidad media etc etc. Y si, con una Impalita y la compañia adecuada se puede ir muuuuuuy lejos
ResponderEliminarMoltes gràcies, company. Lo cierto es la clave es la compañía. Sin vosotros esto no seria ni remotamente parecido. Ahora, Villafranca. 😉
EliminarBuenas tardes: Ante todo felicitarte por la hazaña. Haces noble la frase mítica "con Impala llegará". En segundo lugar es muy interesante la estadisticas que aporta. Yo también estuve en la Impalada. Espectacular ver las 400 Impalas circulando por bellos parajes. Es meritorio las personas que vinisteis de lejos. Un cordial saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Román. Me alegra que disfrutaras de la Impalada. Es un evento verdaderamente especial. No sé si es la quinta o la sexta vez que la hacemos con las motos, y realmente vale la pena. Pero no es una hazaña; es un disfrutazo.
EliminarPorque esa diferencia entre el cuentakilometros y el gps?
ResponderEliminarPorque los cuentakilómetros suelen tener siempre (o casi) un error. Tanto los de moto como los de coche.
EliminarEn muchos casos el fabricante los calibra mal para que sea más complicado que tengas una multa por exceso de velocidad. En otros casos, para que creamos que el vehículo rinde más de lo que rinde en realidad. Lo cierto es que nunca me he encontrado con un velocímetro que marque de menos; si pecan de alto, todos lo hacen de optimismo. Y el error en el velocímetro se contagia al cuentakilómetros.