Era Septiembre de 2013 cuando escribí una entrada en la que hablaba del primer paseo que di con mi hijo en moto por la sierra de Madrid. Han pasado ocho años de eso y parece mentira pensar lo rápido que se han ido y cómo -a la par- han podido pasar tantas cosas en medio.
Hace ocho años salían un hombre de 50 años acabados de estrenar y un adolescente con la selectividad recién aprobada y a punto de empezar su carrera. Una BMW R1200 GS y una Hondita CBR de 125 recién llegada a su vida. Hoy compartían ruta un hombre maduro al que faltan dos años para entrar en otra década y un hombre joven que lleva ya unos años de carrera profesional, y conduce una BMW F 850 GS Adventure, que es ya la tercera moto por la que ha pasado, si exceptuamos las de campo.
Pero, por otro lado, ¡qué privilegio disfrutar de cinco horas de ruta con un hijo que comparte contigo una afición tan bonita como ésta!