lunes, noviembre 09, 2020

Dando un repaso al taller

 Con las pocas ocasiones de movernos con libertad que hemos tenido este año, he podido ir poco or el taller, que ha terminado acusando el poco tiempo que he podido dedicarle a ordenar y mantener las cosas en un estado mínimamente presentable. Así que he aprovechado un par de fines de semana para añadir una estantería y darle un poco más de racionalidad a su disposición. 

Lo primero fue hacerme con una tercera estantería sin tornillos en Leroy Merlín. No son de una calidad de otro planeta, pero aguantan 130 kilos por balda y se montan de una forma muy sencilla sin necesitar tornillos. En la foto de abajo se pueden ver los tres cuerpos de la izquierda. El tercero de ellos, reemplaza a una estantería baja y más pequeña en la que tenía las cajas de tornillería.



Lo cierto es que, como se puede ver en la imagen de abajo, los dos cuerpos que tenía desde hacía años estaban muy saturados de cosas, e iban necesitando darles una vuelta ... que aún no ha terminado. De hecho, las cajas de plástico que se acumulan en la parte superior de las estanterías tengo aún que redistribuirlas y repensar cómo lo hago para que tengan una lógica. Hoy tengo todas las de la izquierda dedicadas a piezas de alguna de las motos que hay en casa (a veces compartidas, como sucede con las dos Ossa TR, y otras usadas de forma individual)y las del centro y la derecha son una mezcla de motos y de elementos comunes (hay una caja para encendidos, otra para transmisión primaria, otra para carburadores Amal y así sucesivamente).

  


Lo que sí dejé bastante terminado fue la tornillería. Como se intuye en la primera foto, ha quedado en la tabla central de la nueva estantería (la de la derecha), y he aprovechado para comprar tres cajoneras más; lamentablemente ya no se fabrican en su color original, pero sí en una tipología distinta, que me permite tener 9 cajones de mayor tamaño para cosas que necesitaban más espacio del que ofrecen los cajones pequeños. Allí han ido un estuche completo de tornillos allen sin cabeza, tapones de horquilla o guías para el cableado, entre otros elementos que antes andaban sueltos por las estanterías.


Y el siguiente punto que me quedaba por repensar un poco era la zona de trabajo, donde tengo dos bancos distintos: uno comprado con un cajón grande donde guardo herramienta de uso no tan frecuente, y otro hecho a medida en hierro, mucho más sólido pero sin cajones ni nada por el estilo, y que está destinado al tornillo de banco, el soporte de motores, y que es la zona donde se hace el trabajo más pesado.

Como se aprecia en la foto de abajo, y en la vista general de arriba, le he añadido al primero una tabla que me permite optimizar el uso del espacio de almacenamiento que quedaba entre en cajón y la balda del suelo. Sé que el color blanco no le pega mucho, pero es el sobre de una mesa de caballetes que había quedado sin uso en casa, y ponerla fue tan sencillo como hacer dos largueros laterales y atornillarlos a las patas. 


Además de eso, recordé que llevaba diez años pensando en que debía comprar un cubo de basura grande en lugar de utilizar una caja de cartón de aspecto tercermundista, que es la que me ha venido sirviendo para tirar todos los sobrantes que se van produciendo. Que no son pocos. 


Pero me faltaba algo importante: sustituir el soporte de motores que llevo usando durante años, y que no puede estar peor hecho de lo que está. El fabricante lo pensó para que se pudiera usar con todas las motos españolas, y el resultado es una estructura en dos mitades que se fija con una tuerca de plástico no muy fiable. Y que tampoco te permite inclinar el motor, excepto en dos posiciones.

Lo cierto es que llevo años usándolo, que me ha sido útil y que es mejor que no tener nada. Pero cada vez que veía los soportes originales de fábrica, babeaba como si fuera aún más tonto de lo que ya soy. Y surgió la oportunidad cuando los amigos del Motoclub replicaron el que Gregorio García usó para sus tres vídeos sobre montaje y desmontaje de motores Impala.

Hace unos días llegó a casa, junto a la duda de si pintarlo en acabado gris martelé, como muchos de los que se ven en la red, o si hacerlo en rojo como parece que fueron los empleados en la fábrica. De momento, me he limitado a darle un pasivador de óxido y un barniz transparente, porque me gusta el aspecto "vintage / industrial" que tiene con el metal al aire. 


Lo he inaugurado con el útil que Gregorio mostró en sus vídeos, y que permite ver el comportamiento de un cambio al completo. Lo hice con una pareja de cárteres centrales que me regaló Antroxu, un buen amigo de la Maneta que sabe de MV lo que no está escrito, y que los tenía sin uso en casa. Me falta terminar de limpiarlos a fondo y rematar alguna cosa, pero ojalá hubiera tenido algo parecido cuando sufrimos con el cambio de la "Cojones Grandes" de José María.


Siguen faltando muchas cosas por hacer. Y espero que siga siendo así por mucho tiempo, que será muestra de que el taller sigue cumpliendo con su función principal, que es evitar que a su dueño se le vaya la cabeza por completo. Pero no sólo está algo más decente de lo que había estado en mucho tiempo, sino que ha ganado en operatividad. Ya sólo falta pedirle a Dios que nos dé salud a todos para poder dedicar más tiempo a disfrutarlo.


2 comentarios:

  1. Que más se puede pedir para ser feliz? Siempre digo el mejor lugar de la casa es el garaje. Que lo disfrutes muchos años,Julián cuando te jubiles no te vas aburrir.

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  2. Muy buen blog!



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Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.