Playa de Bolonia, Tarifa. 9:15 de la mañana de un sábado 13 de Agosto. Mi hermano Ignacio con mis hijos charlando en la orilla de una playa maravillosa y todavía desierta.
Si existe la felicidad, debe ser algo muy parecido a esto.
Estamos ya en Madrid. Sintiendo por primera vez lo que se siente al embutir el pie en un calcetín por la mañana. Todo un trauma. Menos mal que el otoño y el invierno vienen llenos de proyectos personales y profesionales. Y con una hija que se va a estudiar fuera de casa.
Me hago mayor, pero me alegra estar aquí después de haber disfrutado de un verano tranquilo. Dios quiera que sean muchos más como este que se acaba.
Y el sábado, volvemos a la Impala. Ya os contaré. Que también me alegra veros de nuevo a todos, y deseo que tengáis la mejor de las reincorporaciones.
Lo acabo de leer y la verdad es que es una alegría que acabe un verano porque en nada viene otro y mientras, a disfrutar peleando contra los elementos.
ResponderEliminarProyectos, ilusiones, decepciones. Tres elementos imprescindibles para la felicidad, siempre que se sepan encajar las últimas.
La Impala lista para el Pilar, espero.
Me encanta esta foto, la familia, el paisaje, la soledad, es muy evocadora e intemporal; aunque he de reconocer que me ha dado un poco de morriña, pensando en unos veranos en El Rompido (Huelva) y un fin de semana en Tarifa. ohhhh Andalucía...
ResponderEliminarPor otro lado ha sido mi inspiración para la entrada de "nuevas generaciones", acababa de ver la foto, cuando Eduard me envió la que he colgado en el blog.
La Impala lista del todo, queridos.
ResponderEliminarY cuando queráis organizamos algo en mi tierra. Es cierto que tiene cosas fantásticas. España es lo que tiene ... puedes disfrutar de un arroz con ceps en un sitio y de un pescaíto frito en otro y siempre en buena compañía.
¡¡Nos vemos el 12!!