viernes, mayo 13, 2011

Transplante

El sábado pasado pasé por la Mancha con la idea de hacer un montón de cosas a la Impala. Entre otras, tenía que tomar la decisión de qué mezcla de cárteres, transmisiones, cigüeñales y cilindros iba a dejar montados en la 175 de uso diario. Supongo que los que seguís estos apuntes de vez en cuando sabéis que alterno mi BMW R 1200 GS con la Impala como motos urbanas por Madrid. Y por lo que dice el portero de mi oficina, el resultado es que a la Impala le hacen un montón de fotos, y a la BMW no la mira nadie.

Retomo la historia, que me pierdo. La decisión de retocar un poco mi motor viene de atrás, y por varias razones. Para empezar, cuando la compré y le dimos un primer repaso, no hicimos más que cambiar cojinetes y retenes (eso me lo hizo mi mecánico porque yo andaba pillado con otras cosas) y darle un lavado de cara estético ... además de sustituir las piezas que estaban menos bien (cadena y corona entre otras), y reponer algunas de las que se notan mucho (campana, emulsor y aguja en el Amal, por ejemplo).

Ya cuando la arranqué tuve la sensación de que al motor le faltaba un punto de "chicha", y no supe si imputarlo a holguras en el cilindro o a qué. Pero iba tan volado, que ni me molesté en medir. Para buscarle un poco más de rendimiento, comprimí en el tornero una segunda culata siguiendo las especificaciones del amigo Esteve. Y algo ganamos, pero había cosas que no me terminaban de convencer, como el piñón de salida de 15 dientes que dejé puesto, y que en combinación con el salto entre tercera y cuarta que tienen estos motores, me dejaba con poca vida en cuarta velocidad, y una salida del garaje un poco rollo, teniendo que tirar demasiado del embrague.

Desde entonces, a ratos libres fui haciendo cositas a un segundo motor que tenía en casa, como meter unos corchos en el cigüeñal para ganar precompresión, con idea de hacer una mezcla de los mejores elementos de uno y otro. Por el camino el bueno de Nacho Bartlett me regaló un piñón de 14 dientes, y conseguí unos piñones de cuarta velocidad de un cambio de Impala Sport. Así que me llevé la moto de Madrid al taller para meterle mano. Y entonces se cruzó la Cojones Grandes y no hice nada. Pero eso es otro cuento.

Cuando por fin me metí con la Impalita el sábado pasado empecé por quitarle algunas piezas para sacar el motor con más comodidad, como queda claro en la foto de abajo. 

Empezando a desmontar la Impala
Ahí aprendí algo que no sabía: que para sacarlo con comodidad toca retirar al menos los tornillos de abajo del protector de plástico, cuya accesibilidad es más que mejorable. Pero una vez hecho eso, me quedó (por pura casualidad) una imagen curiosa: a través del hueco del motor se ven parte de mis pecados ... y entre otros una de las motos a las que no sé si algún día meteré mano. Una Ossa naranja que me apetece mucho pese a no llevar una M gótica en el depósito.

Una imagen extraña
Cuando seguí con el desmontaje, me llevé la primera sorpresa negativa: mi mecánico había dejado mal puesto uno de los retenes de la primaria, lo cual explicaba las cantidades anómalas de aceite encontradas en los cárteres de embrague y cambio. La imagen de abajo -aunque oscura- da una idea de lo sucedido:

El retén de la maza de embrague, pillado
La siguiente sorpresa no es culpa de nadie, sino mía propia. La culata con mayor compresión había hecho que las tolerancias entre cilindro y pistón "cantaran por soleares", con lo que el aspecto del pistón era tan patético como el de la foto. Pocas veces los he visto más fogueados, la verdad. Así que primera duda despejada: el cilindro a usar es el del "motor 2" claramente. Está en primera medida y sin síntomas de desgaste, y no como este horror que os dejo de muestra.

El pistón no pudo con la nueva culata
 Y una vez retirado todo lo retirable de los dos motores, mi mesa de trabajo empezó a adquirir un aspecto simplemente dantesco:
Un poco de caos
 En el extremos inferior izquierdo y el superior derecho podéis ver los selectores y piñones de arranque de ambos motores, así como los espárragos de los cárteres. Y en realidad llegó a ser peor, puesto que además de los piñones propios de ambos cambios, rodaban por la mesa los dos de cuarta de cambio Sport que debía poner en el motor que está en el soporte. En la foto siguiente se ve el motor con el segundo cigüeñal y los piñones cambiados, listo para cerrar.

El motor "1" con los piñones de Sport
Y finalmente, abajo del todo, el motor tal cual quedo ... para volver a ser abierto porque no me gustó el tacto que tienen los ejes al moverlos manualmente.

Cerrando en falso
Esto de la mecánica es un modo como otro cualquiera de desarrollar la paciencia, no cabe ninguna duda. Seguiremos informando.

6 comentarios:

  1. Varias cosas:

    1.-Donde esté una española jamona, que se quite una alemana musculosa y con los pechos caídos.

    2.-Lamento el coñazo de la CG.

    3.-Hay pecados que no deberían serlo, entre ellos esa Ossa Naranja.

    4.-Se dice que el santo Job fue mecánico después de dejar la ganadería.

    5.-Tiene muy buena pinta esa Impala a pesar del aspecto del pistón. Me están entrando unas tentaciones empiezan a ser preocupantes.

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  2. Recuerda a Serrat, mon cher ...

    ¿No le gustaría acaso,
    vencer la tentación
    sucumbiendo de lleno en sus brazos...?
    Antes que les den el pésame
    a sus deudos, entre lágrimas,
    por su irreparable pérdida
    y lo archiven bajo una lápida.

    La Impala es una obligación pendiente de todo buen montesista

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  3. Y la CG no ha sido sólo un dolor, sino un modo de compartir muchos ratos que han merecido la pena. Por más amariconado que suene.

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  4. Ya que va de citas: "la mejor forma de vencer la tentación es cayendo en ella"

    Ya tengo vistos varios anuncios que me han llamado la atención. Menos mal que aún no tengo parkinson y domino el botón del ratón porque si no, ya habría caído alguna Impala. Pero caerá, caeteeis paribus. De momento voy a rodar un poco la Bonnie, que tengo muchas ganas. El problema va a ser la ITV por los decibelios, ya sabes. No pueden pasar de 91 y mucho me temo que van a ser pocos.


    En cuanto a la CG, tienes toda la razón. De hecho tengo pendiente un breve (no creo que sea capaz) relato precisamente con flashes de esos.buenos momentos.

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  5. Bueno, parece que el universo blogger ha vuelto a la normalidad después de 24 horas desconectados.

    Suscribo el punto 1 de Jose, y en cuanto a sus tentaciones preocupantes, tranquilo !, hay una organización sin ánimo de lucro en Barcelona que organiza terapias en grupo...además está abriendo delegación en Madrid...¿verdad Julián?.

    Me encanta la frase de Julián "La impala es una obligación pendiente de todo buen montesista"...con tu permiso la utilizaré.

    Y espero impaciente ese "nada breve" monográfico de la 247 MK1 CG y el informe médico completo del transplante después de que la paciente supere el post-operatorio.

    Un abrazo.

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  6. Efectivamente. Aquí el socio 190 al aparato. :-)

    Y ya buscando chasis para la Impala especial con motor de King Scorpion.

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Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.