lunes, mayo 23, 2011

Transplante II

Dice el malvado de Jaume Domínguez que el tiempo le había cundido "como si estuviera en la Mancha" este fin de semana. Y no diré que a mi me ha cundido como si estuviera en Cataluña, pero casi. No tanto fruto como otras veces, aunque me salva parcialmente que el objetivo no era tanto acabar el transplante de la Impala como llevar a mi suegra a votar a su pueblo, del que falta desde que murió mi suegro.

A mi suegro le debo una entrada, porque disfruté con él de mis chifladuras y tuvo detalles estupendos. Pero eso será otro día. Vuelvo a la Impala.

Una de las cosas donde tenía que encontrar una combinación óptima era en el embrague. El motor A no podía usar muelles tipo "L" porque los discos no tenían hechos los surcos necesarios, y el motor B tenía una almena de la campana rota ... una pena porque el estado general del conjunto campana / piñón era mejor en el B. Al final la solución vino por una tercera vía: José María me regaló los discos de un motor Endurito que había comprado, y finalmente pude montarlos sobre el embrague A. Ya tengo un embrague con poco desgaste y más silencioso. Foto de muestra al canto:


El siguiente punto era el grupo termodinámico. Se trataba de usar el cilindro B (en medida original sin rectificado) con la culata A (intermedia entre Turismo y Sport). Lo que me encontré al hacer el cambio es que la admisión del motor A estaba algo abierta. Supongo que porque el Amal 25 que montaba quedaba muy grande para la estrecha lumbrera de admisión original. En la foto de abajo se puede ver la diferencia entre el A (a la izquierda) y el B.


Así que tenía una oportunidad de usar la rotaflex neumática que me trajo mi hermano Rafa de los USA:


El resultado se ve en la foto de abajo. Algo he conseguido abrir (basta mirar el polvazo de aluminio que hay por todos lados) pero las muelas que venían con la máquina se embotan con el aluminio. Lástima no haber hecho una foto del aspecto.


En el foro de La Maneta me han dado un par de ideas para poder comer aluminio con tranquilidad. Habrá que probarlas el fin de semana próximo. Y a ver si esta vez no vota nadie y me da tiempo a montarlo todo y probar. Echo de menos la Impalita en Madrid.

En fin ... que aunque no cundió tanto como hubiera querido, un empujoncito sí que dimos. Tened en cuenta que omito que abrí de nuevo el cárter para mejorar el juego del embrague primario, que me daba sensación de ir menos suave de lo que debía.

Seguiremos con la historia cuando Dios disponga.

4 comentarios:

  1. Primero de todo: el motor de Enduro que mencionas me fue obsequiado por Pepe Jimeno, a cada uno lo suyo. Aún le debo unos cuantos litros de cerveza, por cierto.

    Me siguen pareciendo complicadísimas la cantidad de cosas que haces en el taller. El otro día me tiré cuatro horas para cambiar el guardabarros trasero de la Enduro. Y no exagero. Por eso, sólo lo del embrague que además omites restándole importancia, ya me resulta inalcanzable.

    El próximo fin de semana no vota nadie, por lo menos con v, pero sí que se celebra el trial de Robregordo. Lo digo por si te apetece impartir justicia allá por el Puerto de Somosierra. Yo estaré, si Dios quiere, haciendo valer mi categoría de juez por el cuarto turno.

    Se te echó de menos el domingo. Todos preguntaron por King Scorpion y reclaman una mayor presencia.

    ResponderEliminar
  2. Buen tipo el Jimeno. Otro al que se echa en falta. Esto de no tener días de 48 horas es lo que tiene.

    Lo que me encanta es ver que te dedicas ya a tus labores sin miedo. Que sepas que mi primer guardabarros también me llevó tiempo; todo en la vida tiene un proceso de aprendizaje. Y en el taller, además, hacen falta herramientas. Dejando a un lado en hecho de que no hay peor taller que un garaje.

    Tengo que llamarte para Robregordo. La verdad es que aún no sé qué plan hay en casa este fin de semana. Pero debería pasarme.

    Yo también lo echo de menos. :-(

    ResponderEliminar
  3. Pués hasta que he llegado al último párrafo si que creía que no te había cundido tanto...como sabes mantener el suspense, amigo!

    ResponderEliminar
  4. Fueron cuatro horas de taller, como mucho. No es demasiado rendimiento, Jaume. Al final, abrir es quitar veinte tuercas. Poco más.

    Debo sonar como un auténtico obcecado para la gente menos introducida en el tema. :-)

    Lo que tengo claro es que no pongo aceite de nuevo hasta que no la arranque. Empiezo a odiar el tacto de la valvulina.

    ResponderEliminar

Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.