El plan era sencillo: pasar por Seseña a recogerle a Óscar el depósito de la Impala, y seguir viaje para dedicar un rato a las motos de José María y Carlos y rematar la faena poniendo los frenos a la Impala.
Al final, el hombre propone, Dios dispone y luego la mujer lo descompone. Y aunque no haya habido ninguna mujer hoy, las motos son tan femeninas como la que más, y uno termina haciendo sólo lo que ellas quieren.
Así que mientras José María se dedicaba a pintar cilindros y culatas con santa paciencia (y spray anticalórico), servidor empezó a montar las piezas llegadas de USA y que nos permitían (eso pensaba yo) cerrar los dos motores (21 y 34M). Pero ahí empezó el lío. La moto de José María había recibido una soldadura en el cárter derecho para arreglar una rotura donde golpea la palanca de arranque al retroceder (algo muy típico en las Montesa cuando no se usan bien) ... y a resultas de la misma, el volante magnético no entraba bien en su alojamiento. Así que tocó sesión larga y pesada de Dremel eliminando material con cuidado hasta que el volante giraba bien.
Terminado el semicárter derecho, empecé con la primaria, con ánimo de cerrar. Para comprobar que "alguien" había olvidado comprar un muelle de los tres externos, con lo que no se podía cerrar la tapa. Pero al menos, dejamos puesto el retén del cigüeñal, su junta y todos los volantes junto con el embrague. De modo que en cuanto recibamos el muelle que falta es una cuestión de diez minutos.
La siguiente odisea fue meter el cilindro una vez pintado y prácticamente seco. Resulta que las 247 MkI no llevan el utilísimo rebaje que otras Montesa tienen en la parte inferior de la camisa ... y que ayuda tanto a meter un pistón con sus segmentos sin necesitar de ayudante. Al final, tiré de recetario, y pese a la cara de pasmo de su propietario, apliqué el truco de la foto:
Cilindro cerrado y culata puesta, tal como puede verse en la foto siguiente:
En la imagen se ve el volante otra vez quitado porque aún falta por dejar la puesta a punto de platinos perfectamente hecha, cosa que espero que suceda el próximo fin de semana. Y su dueño feliz, haciendo fotos al aluminio para que se viera lo bien que lo dejó el fin de semana pasado. Aquí se le ve, encantado de haberse conocido:

Después montamos el manillar, las manetas, el pedal de freno trasero y el cable de mando. Pero cuando pensamos en montar el segundo cilindro del día, nuestro gozo en un pozo: el pistón nuevo que teníamos en espera NO tiene los clips laterales para el bulón. Así que habrá que ver si John puede localizarnos un juego rápidamente, o si hay modo de dar con ellos en España, porque hasta que no aparezcan, no podemos seguir trabajando por ahí.
La faena adicional (sobre todo para Carlos) es que no hice fotos de su moto rodando de nuevo, cosa que ya ha sucedido hoy (aunque sin motor). Si José María cuelga alguna en su blog, se las mango y las pongo aquí. Edito: no ha hecho falta, porque se ha marcado el detalle de pasarme las fotos hechas con su nuevo teléfono Google, y aunque el colorido es un poco "lunar" sirven para ilustrar el estado de la moto.

Eso sí, la pobre de la Impala volvió a quedarse sin que nadie le haga caso. A ver qué da de sí el próximo fin de semana, porque estoy loco por ponerle el depósito y empezar a rodar un poco.