Entre otras cosas, resultó tener arandelas extra entre los piñones del cambio, fue a Cataluña y volvió como estaba, se le tuvieron que poner cárteres centrales nuevos que nos suministró nuestro añorado John Haberbosch ... y mil cosas más que nos hizo la puñetera. La última, cuando la tuve lista para salir al campo a probar hace unos meses, fue pincharse de delante.
Y, la verdad, como José María estaba con un cabreo sordo con ella, nunca llegamos a ver el momento de arreglarle la cámara ... hasta que el fin de semana pasada su sobrino Álvaro pinchó la trasera de la Cota 330, y ya que íbamos a acercarle una rueda a Jesús, le convencí de que llevara también la delantera de la CG.
Así que al cabo de media hora de llegar a la Estepa entre un nieblón de los que hacen época, el patio de casa tenía esta imagen: la 330 al fondo subida a un elevador, y la 247 sobre uno de los caballetes que empleo para dejar las trialeras en el garaje sin que sufran las ruedas (en concreto, el de la foto es el que hicimos para la Ossa TR 250, que es mucho más alta que la 247).
Mientras JM y Álvaro se iban a casa de Jesús con las ruedas, servidor aprovechó para ponerle un condensador de electrónica a la Cota 200, que había fallado de encendido el último día que salimos al campo, y para poner una aguja JJH en el carburador Keihin de la Ossa TR 250 para probarla en el campo con algo de tiempo. Y es que, como dice Nacho, el tiempo en la Mancha cunde una barbaridad.
La 200 quedó fantástica en media hora. Es impresionante lo bien que va el invento del condensador moderno. Se pone sin quitar siquiera el antiguo, en la zona de la pipa de dirección, y te deja con la moto que parece otra. Creo que los microfaradios que marcan son de verdad, frente a los valores "indicativos" de los antiguos, que dan un resultado penoso. No sé si os pasa lo mismo, pero a mi los "originales" cada vez me duran menos.
Y como al acabar con la 200 no habían vuelto las ruedas, metí mano al carburador de la Ossa TR80 250, a la que puse la aguja, y arranqué de nuevo. Va bien, pero no termina de estar tan redonda como quisiera. Me da la sensación de que es por exceso de difusor. No estoy 100% seguro, pero en los lugares donde he visto adaptar estos carburadores a trialeras, suelen decantarse por difusores entre 24 y 26 milímetros en lugar de los 28 que estoy empleando yo. Habrá que seguir investigando y apurando las posibilidades con el actual antes de decidirse a cambiarlo por otro ... que igual me lío la manta a la cabeza y le atizo un genuino "Pacco" que tengo guardado en un cajón. Que para quienes no lo conozcáis es una copia india del Mikuni VM.
Está claro que si uno quiere entretenerse, nada como agarrar un carburador desde cero para una moto. :-)
Pero como JM volvió con las ruedas, no me dio más tiempo a hacer inventos, con lo que le echamos valor y salimos al campo con Álvaro a los mandos de la 330, José María y su "cefalea" acojonado sobre el asiento de la CG, y servidor con la Ossa y su bendito Keihin ... del que sospecho que es una copia china, como ya comentaré en otra entrada.
Y el resultado, por increíble que parezca, se puede resumir en este vídeo:
La moto fue (y lo que es más increíble, volvió) al campo por su propio pie. Arrancó siempre con pocas patadas (pese a que la mejor cualidad del dueño no sea la sensibilidad al arrancarla), no se paró al ralentí nunca (en parte porque los encendidos RM Lightning van de cine a bajas vueltas), y fue mejorando de tacto general a medida que la mañana se fue convirtiendo en tarde.
Sigue habiendo algún ruido extraño (el grupo termodinámico no lo revisamos y puede que tenga muchas holguras), el selector de cambio no creo que esté 100% perfectamente ajustado, y la carburación necesita revisarse a la vista de lo negra que sale la bujía (un clásico cuando ponemos RM Lightning en estas motos). Pero aguantó un par de horitas sin hacer ninguna cabronada.
¿Estaremos al final de un principio o al principio de un final? Es pronto para decirlo, pero de momento, la cosa empieza a pintar mejor que nunca.