Pero debo admitir que me ha hecho especial ilusión la aparición en Moto Revue Clásico. No por el hecho de que no sea una revista española, sino porque el que firma el artículo es el bueno de Manel Garriga, compañero del Moto Club Impala, impalero a lomos de una 175 Sport y, sobre todo, autor de la película documental sobre la Impala a cuyo estreno tuvimos el privilegio de acudir este año con otros amigos del MCI durante los días del Retromóvil de Madrid.
Al acabar la Impalada Manel me pidió charlar un rato sobre mi vida como impalero, y al final se ve que decidió incluir "mi ficha" como uno de los ejemplos de impaleros que incluyó en el reportaje. Sé que no es la mejor elección posible, y se me ocurren muchísimos compañeros que tienen una trayectoria muchísimo más amplia que la mía, pero me alegra mucho que me eligiera ... aunque sólo sea porque gracias a ello tengo una foto que me recuerda a un día tan agradable como fue el de la edición de este año que, sin duda, será una de las que con más cariño recuerde. No en vano será recordada como "nuestra primera vez" por José María y por mí. La primera vez que nos atrevimos a hacer un viaje con las motos, y -por eso mismo- el prólogo de los que Dios quiera que vengan a continuación.
En fin ... espero que me perdonéis la introducción, pero uno también tiene su corazoncito.
Y saltando en el tiempo hasta este fin de semana ... y con ánimo de que Nacho compruebe que el tiempo en la Estepa es mucho más largo que en cualquier otro sitio, os cuento las últimas chapucillas hechas sobre alguna de las trialeras ligeras.
La moto llevaba unos meses en casa, pero no se le había hecho nada desde bastante tiempo atrás. Y el caso es que (según dicen los dueños de los talleres por los que pasó) se le habían cambiado platinos y condensador varias veces sin que con ello la moto dejara de dar fallos de arranque aleatorios al cabo de los pocos días de haberse terminado de arreglar. Supongo que por eso fue por lo que tiempo atrás metimos mano a la carburación, pensando que de ahí podía venir el fallo.
Ayer intenté arrancarla sin éxito alguno inicialmente. Y al ver que la chispa tenía mala pinta, decidí que merecía la pena sacar el volante y comprobar el estado de los platinos. Lamentablemente no hice fotos, pero estaban sorprendentemente picados para el (supuesto) poco uso que tenían el condensador y los mismos platinos. Así que decidí cambiarlos por unos fantásticos Kontact (mucho mejores que los Motoplat), y poner un condensador de electrónica sin ni siquiera retirar el original.
En la foto de arriba podéis ver el lugar donde dejé el condensador: masa sobre uno de los tornillos de la bobina de alta y el otro polo directamente a la entrada de la bobina de alta, sin complicarme la vida. Hecho eso (y ajustado el avance a su valor de fábrica) la moto arrancó bastante bien pese a que la gasolina que llevaba en el depósito era casi tan clásica como la misma moto.
Con este primer éxito en la mano me decidí a hacer algo que estaba en cartera desde hacía un par de años: poner en la Ossa TR80 250 un carburador moderno para ver si con ello eliminaba el molestísimo retardo al acelerar que tenía la moto desde que la puse en marcha. Para ello había comprado un juego de chiclés de alta ... y olvidado comprar el de baja.
Pese a que el carburador tiene la entrada de gasolina en el lado opuesto al grifo ...
... la gasolina llega bien y la moto arrancó aunque muy acelerada. La calé rápidamente y comprobé que el cable se quedaba corto para el nuevo carburador. Nada que un rato de Dremel con tiento y paciencia no puedan arreglar sin desmontar el cable siquiera. A partir de ahí, la moto mantuvo razonablemente el ralentí, y marchó bien con el 125 de alta que le dejé instalado. Pero me da la sensación de que va corta de gasolina en baja, y no dispongo de momento de un juego de surtidores para hacer pruebas. Habrá que pedirlos para un fin de semana siguiente, porque la moto ya parece otra directamente, y me apetece dejarla operativa porque es un cacharro que me trae buenos recuerdos.
Satisfecho con el éxito, abordé el último lío de la jornada, que era repasar la Cota 304, que volvió del campo fallando en caliente más que una escopeta de feria. Imaginad qué punto de partida usé para el caso ...
... condensador de electrónica regalo de mi socio Ramón, que entró en el hueco de la pipa del chasis, que parece como si lo hubieran diseñado para estos fines:
Y de nuevo, tras ajustar avance, la moto arrancó perfectamente y me permitió dejar de nuevo la carburación estable, bajando el ralentí exagerado que le dejé para que mi hija no tuviera problemas con ella el último día que la usó.
Así que día provechoso, si le añadimos que también retoqué el caballete de la Impala Turismo, que está un poco vencido y no sujetaba bien la moto. La verdad es que hay días en que da gusto como rueda todo. Incluso me ha dado la cabeza como para apuntar las faltas de material que hay en el taller para reponer antes de que me puedan dejar parado en mitad de una reparación.
Dios mediante, el próximo fin de semana terminaremos la carburación de la TR 250 y nos iremos al campo a probarla en compañía de la Cota 172. Sería una delicia dejarlas en estado de revista porque son motos ideales para iniciar en el trial a los amigos menos expertos ... o a los amigos de mis hijos.