viernes, julio 30, 2010

Dos meses de silencio y uno de vacaciones

Cuando ayer estuve charlando con uno de los habituales de este blog, que estaba encantado rematando la vuelta a la vida de una BMW R-90-S, caí en la cuenta de la cantidad de tiempo que llevo sin haber siquiera pasado por aquí. Entre que los trolls desaparecieron (una lástima, porque casi llegué a apreciar su compañía), que el trabajo creció, y que me salieron un par de viajes (alguno tan lejano como a Chile), no he tenido demasiado tiempo para dedicar a la Cota de Cecilia, y menos todavía a escribir una entrada para reflejarlo.

Lo cual, para empezar, ni siquiera es justo, porque en este tiempo me he tropezado con buenos montesistas que me han sido de gran ayuda. Si miráis la foto de abajo, que pertenece a mitad de Junio, veréis en qué punto andaba por aquellas fechas:


Conseguí un neumático Firestone de época a estrenar y lo puse. Ya sé que no es de trial sino de cross, pero es que el Michelín original estaba rajado y no había modo de dar con uno de su medida. El día que dé con uno lo cambiaré, pero de momento prefiero esto a una de carretera. Pero si os fijáis, faltaba por poner el guardabarros trasero (que estaba sin pulir), seguía sin dar con la maneta de embrague, y varios otros detalles que me tenían aburrido. Entre otros, y sin que se aprecie en la foto, faltaba el tirante de reacción del buje de freno trasero.

Y, estando en esas, apareció en mi vida Rafa Llopart, a quien no conocía de nada, pero que resultó ser otro montesista fanático en búsqueda de cosas para una preciosa King Scorpion de primera serie que quiere reparar. Y que se marcó el detalle de regalarme unas pocas de cosas, además de sus muchos conocimientos sobre Cotas 25 y 49, de las que sabe muchísimo más que yo. Gracias a su ayuda, el aspecto de la moto es hoy éste:


Es decir, que ya tengo tirante de reacción, maneta de embrague, guardabarros pulido, y hasta alguna cosa tan poco habitual como las dos que podéis ver en la siguiente foto:

... un piloto original "pata negra" y un interruptor de luces Leonelli, nuevo "de trinca" como dicen mis amigos catalanes. Es decir: piezas que me hubieran dado mucha guerra para ser localizadas, y que amablemente me facilitó Rafa.

Con ellas, y dado que ya llené de aceite el motor y la horquilla, me va quedando bien poca cosa que hacerle. En realidad, localizar uno de los escudos del depósito, pintar el faro, rehacer una parte de la instalación eléctrica, e intentar arrancarla. Supongo que no necesariamente por ése orden. Lo que sí parece claro es que Septiembre será el mes definitivo para la vuelta a la vida de la Cota de Miguel (o de Cecilia en esta nueva reencarnación). Y si Dios me da salud, os lo contaré desde estas páginas.

Buen Agosto a todos, amigos, y que tengáis unas felices vacaciones.