Llevo una racha nefasta con las restauraciones, en la que no termino nada. La lista es como para llorar: la Impala está a falta de que el pintor me devuelva guardabarros, guardapolvos de horquilla, depósito y coco de faro; dos King Scorpion paradas esperando que otro pintor me devuelva los chasis; la Cappra 250 necesita rehacer el escape que está chapuceado, y la Enduro fallaba cuando la arranqué el otro día. Lo de la Ossa naranja no lo cuento porque me he acostumbrado a verla así y va a pasarse mucho tiempo como está.
Así que, a falta de piezas clave, me he dedicado un poco al taller, donde he rehecho parte de la instalación eléctrica poniendo más enchufes y bombillas fluorescentes en un par de sitios, y ordenando parte del caos que tengo liado.
Pero lo mejor de todo es que el bueno de mi amigo Alfonso Sánchez-Eguíbar me ha vendido un elevador fantástico por un precio verdaderamente de amigo. Hoy, por fin, aprovechando que queríamos repasar las Cotas antes de la Montesa-da lo hemos recogido en Boadilla para dejarlo en la Mancha. El cacharro es espectacular, como puede verse en la foto:
Lo mejor de todo es que va con aire comprimido, con lo que no da ninguna pereza subir o bajar la moto cuantas veces sea necesario. Sólo tiene un inconveniente: que me da la puntilla para hacer una instalación de aire comprimido más definitiva, dado que voy a necesitarlo en al menos tres puntos distintos.
¿Alguien sabe cómo soldar tubos de cobre?
domingo, septiembre 27, 2009
El elevador nuevo
Etiquetas:
Norton Commando MkIII
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