domingo, agosto 30, 2009

La moto de Agosto

Agosto no es mes de moto. Es mes de familia y de descanso, de Cádiz y de mar. De disfrutes de otro modo y con otros tiempos, pero que a veces incluyen también un motor, aunque sea de otro tipo que el de las motos. En mi caso, y desde hace un montón de años, un motor fueraborda.

Puede que no sea lo más propio para quien ha deseado toda su vida tener un velero, pero las neumáticas me han proporcionado momentos estupendos desde que compré la primera para matar el mono de navegar cuando mi hija mayor tenía cuatro años. Tan segura le pareció aquella primera "Quicksilver 300" a mi mujer, que no tuvo problema en pasear a dos niños de 2 y 4 años en ella. Debe ser que cuando éramos novios la subí un par de veces en un bote a remos que era lo más inestable que madre haya puesto a flotar, y que agradeció el cambio. El caso es que, desde entonces hasta ahora han pasado por nuestras manos 4 neumáticas y varios motores que culminaron en 2.004 con nuestra actual Valiant 570 con motor Mercury, que es el centro de nuestros veranos.

La foto de abajo la muestra en el pantalán de entrada de Puerto Sherry este verano, mientras mi familia esperaba que me dieran un amarre para pasar allí parte del día.


Veníamos de Cádiz, donde pasamos a ver la playa de "La Caleta" y a recordar aquellas habaneras en que Carlos Cano nos pintaba el lugar con sus versos:

Las olas de la Caleta, que es playa quieta 
rompían contra las rocas de aquel paseo, 
que al bamboleo de aquellas bocas, 
allí le llaman el Malecón.


Un lugar mágico, como tantos otros en Cádiz, si se miran desde el mar.

Y una tradición que cumplimos todos los años: la de rodear "La Isla" desde el mar saliendo desde Sancti Petri para volver a él sin haber tocado tierra, y pasando bajo los cuatro puentes que la comunican con el continente europeo.

Alguien debería hacer a Cádiz reserva espiritual de Occidente antes de que sea demasiado tarde.