domingo, septiembre 21, 2008

Una de carburación y otra de tomar la medida a las motos (y a uno mismo)

Desde las primeras pruebas con la 247 MkI de John tenía claro que aunque el motor sonaba sano y bien, la moto no rendía como yo esperaba. A final de la semana pasada pusimos unos chiclés de prueba, pero no llegué a llevar la moto al campo de nuevo, con lo que no me sirvió de nada, puesto que sólo la arranqué.

Cuando llegamos el sábado me puse a ajustar los cojinetes de dirección, que es siempre una labor tediosa. Pero esta vez hubo suerte (¿o práctica?) y ninguna de las 44 bolas aprovechó para irse al suelo, y dejamos el tema cerrado para centrarnos en el carburador. Durante la semana comenté con Esteve, un amigo de la Maneta que sabe todo lo que vale la pena saber de los Amal, y me recomendó que aumentara el chiclé de baja (recordad que traía un 20), aumentara la escotadura de la campana (me recomendó pasar de 2,5 a 3) y no subiera mucho más allá de 140 en el chiclé de alta.

La recomendación no corresponde exactamente con las medidas que trae la moto de serie como se puede ver en el despiece de abajo, según el cual debería ser un 40 de baja, 160 en alta y 2,5 de escotadura.

Pero en su criterio, la moto iba a ganar algo de alegría y finura con el cambio. Así que pedí piezas a Amal UK, pero como no me llegaron, inicié pruebas con una mezcla: 35 y 140 junto con un emulsor y una aguja nuevos, y su campana 2,5 de serie. Y el resultado ha sido estupendo. Otra moto. Más alegría, mayor regularidad en baja, y un motor con mucho más tacto abajo del que tenía la moto tal como la recibí. Entre el cambio en carburación y lo que gané en confianza por el aseguramiento del tren delantero, acabé disfrutando como un enano. Y para muestra, una foto hecha por la amiga de José María.

Y yendo al segundo tema de hoy, esta mañana me acompañaron mis dos hijos mayores a montar un rato. Myriam hacía mucho que no probaba una moto, y Julián estaba como loco por darle algo más en serio a la 330 después de lo a gusto que se encontró la semana pasada. Así las cosas, cada uno a lo suyo. El enano a crecerse: 



Y su hermana a tomárselo con algo más de calma:

Pero un rato después, ambos se sentían mucho más sobrados que a principio de la mañana. Tanto como para que su padre dejara la cámara porque ya no sabía donde mirar, ni con que cara. Pero creo que valió la pena. Al cabo de un rato, primer revolcón porque la 330 tiene muy mal genio cuando le retuercen la oreja con fuerza. Y primer resoplido de la mañana.

Y un rato después, segunda toma de contacto con la realidad. Creo que mi hijo debe llevar pinchos hasta en la hipófisis después de los tres revolcones que se ha dado. 

La lástima es no haber podido coger con la cámara su primer giro con una rueda en el aire. Pura casualidad no buscada al apurar una salida en cuesta. Pero la controló bien y sin nervios. Con el peso en su sitio y sin histerias con el gas. La cara había que vérsela; una mezcla de pánico con "qué bueno soy" que no se puede explicar si no se está delante.

Pero creo que hoy el día ha merecido la pena. No hemos podido estar en Pobladura, pero no me importaría que los domingos fueran siempre como éste que hoy os cuento.



lunes, septiembre 15, 2008

Más pre-Cabrianes: video

A título de pura curiosidad, un "copia y pega" del rato que pasamos el sábado. No estaba hecho con propósito de analizar nada, pero al verlo varias veces resultó que en un mismo paso (y grabado desde el mismo lugar) aparecen varias trazadas buenas y malas.

Parece mentira lo que puede llegar a dar de sí un poco de tierra suelta en manos de un puñado de tipos con una clásica debajo. 


Al final debimos pasarlo todos y con casi todas las motos. Pero es curioso ver lo que cambia el cuento cuando en la primera pasada todo el mundo pincha ... porque a todos nos parecía sencillo. Un servidor llegó a darse dos revolcones tontos, aunque no estén tomados en vídeo.  

Y curioso también el modo tan distinto de abordarlo dependiendo de las combinaciones moto/piloto en cada caso.

sábado, septiembre 13, 2008

Sábado de pruebas pre-Cabrianes

Uno de los proyectos de este año es Cabrianes. Que parecía como que no fuera a llegar nunca, pero que está a la vuelta de la esquina. Y la idea es acudir con las abuelas, como llama José María a su BSA B-40 y a mi Cota 247 MkI.

No conozco la carrera, pero las referencias son inmejorables. Todo el mundo habla maravillas de la organización, del marcaje, del nivel de motos y pilotos, y del recorrido de interzona. Y lo que es más importante con motos muy viejas: casi todo el trial es en tierra, con lo que las posibilidades de dañar la mecánica son escasas, aun para patosos como el que suscribe.

Y como llevamos en dique seco desde Robregordo, hay que empezar a tomar el pulso a la moto y asegurarse de que es factible presentarse en Cabrianes con unas mínimas garantías de terminar sin problemas.

Visto el panorama, quedamos en montar un rato este fin de semana en La Mancha. Y visto que se apuntaban José María y Manolo Castrillo, llamamos a Corsino para que pudiera probar también la "Tambores Grandes".

Al final no sé si llamar entrenamiento a lo que hicimos, pero sí que fue un buen rato, y ahí dejo unas fotos que dan fe de una mañana de trial de lo más atípico. La primera, con Corsino comprobando que hay motos distintas a sus chicharrillas.

En la segunda, Manolo prueba la MkI. Debe estar hecha unos minutos antes de que se pusiera la moto de sombrero, inaugurando la lista de bofetadas que se dará en España la Cota de las Montañas Rocosas.

Más "Tambores Grandes": José María con camiseta a juego con la moto, y con las gafas en el casco, tal cual salieron de Robregordo.


Y como no podía ser de otro modo, mi hijo Julián consiguió que le lleváramos la Cota 330 para poder pasar la mañana con nosotros.

Finalmente, y por gentileza de Corsino, foto de las parejas que compartieron mañana trialera. De derecha a izquierda José María con su BSA B-40, Julián con la 330, Manolo con mi 349/4 y yo con la 247 MkI.


¿Conclusiones? Pues no sé cuales sacaron los demás, pero a la MkI hay cosas por hacerle. De momento me toca localizar un piñón de 10 dientes que le sirva (cosa no tan simple porque no es igual que los de otras series) y ajustarle la dirección, que tiene holgura. En cuanto a la carburación, ya le cambié al carburador los chiclés que usaba en Oregón (20 de baja y 140 de alta) por otros más propios para España (he empezado con 35 y 150 pero habrá que probar más), aprovechando para sustituir la aguja y el emulsor por otros nuevos.

Lo peor de todo va a ser encontrar el tiempo antes de Cabrianes. ¿Llegaremos esta vez?

martes, septiembre 09, 2008

La 247 de John Haberbosch

De John Haberbosch he hablado en varias ocasiones, con lo que creo que resultará un personaje conocido para algunos de vosotros. John es norteamamericano de Oregón, justo en mitad de las Montañas Rocosas que dan nombre a su empresa: Rocky Mountain Montesa. Pero más que americano, John es montesista hasta la médula. Tuve la suerte de que me lo presentara otro buen amigo, que es Ramón Valls, a quien la lista de cosas que le debo se hace más larga cada día.

El caso es que en la Montesada de 2007, durante la comida que organiza el bueno de Pere Molina, John me preguntó si quería quedarme con "su" 247, porque pensaba que él ya no podría hacer más trial. Y pese a que estaba por esos días terminando mi propia 247 MkI, de lo que John me hablaba era de una moto sin restaurar, y que había sido de su propiedad. Claramente no había que dudarlo mucho, y le dije que sí sobre la marcha. No sé si es muy sensato quedarse con dos motos del mismo modelo, pero una moto hecha por John era una buena opción para uso intensivo.



Y el caso es que ha pasado casi un año desde entonces, y entre unas cosas y otras no había modo de que todo cuadrara para que la moto volviera a España. El último amago se produjo en mis primeros días de vacaciones en que tuve que abortar un viaje a Barcelona porque un cliente me pidió que me quedara en Madrid para un tema complicado.

Como casi siempre, la vida se nos va de las manos, y más de un año después de haber probado la moto de Pim Terricabras en Robregordo, seguía sin tener una MkI en orden de marcha. 



Afortunadamente, Ramón es un hombre paciente y no tuvo problema en guardar "la moto de John" en Barcelona esperando a que encajaran las cosas para pasar a recogerla. Y así quedó la cosa hasta que el sábado 6 de Septiembre pusimos rumbo a Sant Cugat con un remolque que empieza a saberse el camino. Del tirón hasta Barcelona, paseo por el barrio gótico, cena con los Valls, y el domingo 7, por fín, tocó abrir la "big box" de John para poner las manos encima de la 247. 

La foto no hace justicia al excelente trabajo y el cuidado puesto por Mr. Haberbosch en todo lo que hace, pero vale al menos para ver cómo puso todo el cariño del mundo hasta con el envoltorio. En la foto podéis ver cómo el cable del freno delantero está desmontado porque la rueda iba aparte para hacer más pequeño el cajón, pero ya no son visibles los cables que puso para evitar que la moto se balanceara más de la cuenta. Incluso nos puso un correo explicando el mejor procedimiento para sacar el contenido de la caja. Increíble.  


El caso es que al cabo de un rato de trabajo con Ramón, la moto estaba en mi carrito acompañada por otra Tambores Grandes destinada a Manolo Castrillo. Para los que tenéis buena vista, la moto está "casi" perfecta. En palabras de mi amigo americano, tiene "minor faults" como son:

1.- El grifo de gasolina moderno.
2.- Los macarrones son transparentes en lugar de negros.
3.- La costura del asiento está atrás en lugar de delante.
4.- Falta el cable del cuentamillas.

Por lo demás, mantiene hasta los Firestone de origen en estado de uso, las herramientas originales, e incluso los escudos laterales ("stickers, not badges", como me aclaró John en uno de sus correos) con el "Fabricado en España" que corresponde a estas series. Una joya.

Y como no podía ser de otro modo, la arranqué nada más llegar a la Mancha el domingo por la tarde. Sé que suena a vacilada, pero palabra que es cierto: abrir gasolina, excitar, y dos patadas para comprobar que, como dice mi hija, la moto "ronronea" maravillosamente. 



De ahí a irnos al campo debía haber mediado un cambio de neumáticos previo. Pero la impaciencia me pudo y salí al día siguiente para ver si la moto va como debe o no. Y el resultado es casi perfecto. La suspensión delantera es buena, los frenos son maravillosamente potentes (no en vano proceden de la Impala y tienen 180 mm), el motor va de sobra y responde bien abajo a falta de afinarle la carburación, y las sensaciones que transmite son de las que dejan en tu cara una sonrisa que no sabes explicar. Tanto que no pude resistirme y llamé a José María "para ponérsela al teléfono" desde el campo.

¿Cosas por hacer? Pues varias. Para empezar, Dunlops modernos como recomienda mi amigo Togno. Para seguir, "fabricarse" una estriberas de competición como las oficiales de la época (soldando una pletina alrededor de los estribos originales). Y probarla a fondo tanto como pueda, que Cabrianes está a la vuelta de la esquina.