miércoles, marzo 01, 2006

Manetas


Despiece de las manetas. En este caso, y como excepción, colgamos las dos láminas disponibles (Modif - y Modif I) en una sola página. La razón es que por más vueltas que les hemos dado, no conseguimos encontrar una sola diferencia entre ambas. Así que también comentaremos sin hacer referencia a una u otra.

Además, el comentario es sencillísimo: se trata de un juego de manetas Amal de tipo cromado que eran equipamiento estándar en casi todos los manillares de la época. Creo que en su momento fueron más conocidas por su apodo de "cortadedos" que por las referencias de Amal.

Por las fotos de distintos proyectos de restauración que hemos ido viendo a lo largo del tiempo, suelen haberse cambiado por las Amal de aluminio, mucho más fáciles (y económicas) de encontrar hoy en día.

Un tema importante a tener en cuenta para los no iniciados es el de las copias taiwanesas que se venden en la actualidad. No sólo son de un material de calidad muy inferior al original, sino que el aspecto tampoco es tan parecido si se las examina de cerca. Si queréis comprobar en un solo vistazo que son las originales, basta fijarse en dos puntos concretos:

1.- El tensor de cable en el modelo original no va roscado al soporte de la maneta. Cuando se desplaza hacia afuera lo hace como efecto de haber roscado el disco de graduación sobre la pieza donde encaja la funda del cable. Y se desplaza el conjunto completo de ambas piezas. En las refabricadas, el tensor va roscado al soporte, y la tuerca que giramos no sirve para ejercer tensión, sino como contratuerca pra fijarla.

2.- En las originales, las dos mitades del soporte se abren de modo que desde el manillar sólo vemos el tornillo superior, porque el otro queda por debajo del manillar. En las copias vemos ambos tornillos, porque van giradas 90 grados con relación a las originales.

Además de esto hay variaciones en el tipo de tornillería y en varias cosas más, pero lo más evidente es esto.

Vistas las diferencias, y dado el precio que van tomando las originales, no está de más que montemos nuestras manetas con el viejo truco de no apretarlas totalmente de modo que en caso de caida giren sobre el manillar sin romperse o doblarse.

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Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.